Hace un tiempo recibí un análisis de Ben Carlson de Wealth of Common Sense, en el que comparaba los retornos del mercado de acciones de EE.UU. en la época posterior al crash del 29 (16 años) y después del crash tecnológico del 2000 (16 años)
Lo que me llamó la atención de este estudio es que a pesar de que son probablemente las dos peores etapas de la historia (contadas en periodos de 16 años), el retorno del mercado de valores no se aleja mucho del bono a 10 años de EE.UU., y en el caso de la burbuja tecnológica, lo supera. Esto cobra especial valía si tenemos en cuenta que ambos periodos han sufrido dos grandes mercados bajistas que provocaron caídas de más del 50%. Entre 1932-1932 caídas del 80%. En 1937 caídas del 50%. Entre 2000-2002 y 2007-2009 la bolsa estadounidense se recortó a la mitad.
Pero vayamos a los datos:
Desde el máximo de 1929 al máximo hasta 1945 (16 años de duración) el mercado de valores americano obtuvo una rentabilidad del 33,6%, lo que implica un 1,8% anual. Desde el máximo del 2000 hasta la actualidad (2016), el retorno ha sido de casi el 92% lo que implica una rentabilidad anual del 4,1%.
Durante estos dos periodos los mercados vivieron dos grandes mercados bajistas que provocaron caídas de más del 50%. Entre 1932-1932 caídas del 80%. En 1937 caídas del 50%. Entre 2000-2002 y 2007-2009 la bolsa estadounidense se recortó a la mitad.
En 1929 la rentabilidad del bono a 10 años de EE.UU. era del 3,4%, y el ratio CAPE del mercado de 32,5 veces. En 1945 la rentabilidad del bono era del 2,2% y el CAPE de 14,8x.
En el 2000 la rentabilidad del bono a 10 años era del 6,2% y el CAPE de 43,2 veces. En 2016 la rentabilidad es del 1,5% y el CAPE de 25,7x.
El siguiente gráfico muestra la rentabilidad total del S&P 500 en periodos de 16,25 años. Vemos que salvo excepciones, las rentabilidades son muy elevadas.
Si tomamos otros plazos, los retornos siguen siendo muy atractivos. Veamos:
Por tanto, a pesar de la elevada volatilidad y el riesgo implícito, los datos muestran claramente que las acciones, aún el peor de los escenarios, siguen siendo los activos con la mayor rentabilidad esperada.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa