La gestión del Fondo Monetario Internacional (FMI) de la crisis de la eurozona, donde la institución participó en los rescates de Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre como parte de la ‘Troika’, plantea cuestiones acerca de la transparencia de los procedimientos y dejó expuestos a los técnicos de la institución a presiones políticas. El informe elaborado por la Oficina de Evaluación Independiente del FMI considera que la participación del FMI junto al Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE) en la ‘Troika’ restó agilidad a la entidad como gestor de crisis y advierte de que los juicios técnicos de los expertos del Fondo quedaron potencialmente «expuestos a presiones políticas desde un primer momento». Asimismo, el análisis señala que los programas de rescate para Grecia y Portugal fueron diseñados sobre unas previsiones de crecimiento «demasiado optimistas» y considera que unas proyecciones más realistas habrían dejado claro el impacto probable de la consolidación fiscal sobre el PIB y la deuda. De este modo, los expertos independientes responsables de la auditoría a la gestión del FMI opinan que las autoridades se habrían podido preparar de forma más adecuada o haber persuadido a sus socios europeos de lograr financiación adicional, preservando la credibilidad del FMI.
En cuanto al rescate de Grecia, el informe critica que en 2010 el FMI aprobara la concesión de asistencia financiera sin una reestructuración de la deuda del país heleno, que se consideraba insostenible.
Asimismo, los expertos independientes censuran que la institución no analizara los pros y los contras de todas las opciones disponibles para el FMI y, mientras el riesgo de contagio fue una consideración importante para actuar así, el informe critica que la institución no valoró con el debido rigor ni discutió las consecuencias adversas de no acometer una reestructuración de la deuda griega.
«El papel del FMI fue desigual», concluye el informe, que censura la falta de transparencia y responsabilidad en la gestión de la crisis europea, lo que generó la percepción de que Europa obtenía un trato diferente por parte de la institución.
En este sentido, la auditoría señala que la evaluación del FMI ha sido complicada, ya que algunos documentos sobre asuntos sensibles fueron preparados «fuera de los canales establecidos» y critica además la falta de claridad acerca de qué asuntos podía o no evaluar, así como la ausencia de un protocolo que rija el tipo de interacción entre el personal del FMI y la Oficina de Evaluación Independiente.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa