Las vacaciones de verano se van acercando a su fin y ello implica que pronto nos adentraremos en los verdaderamente interesante de lo que resta de año.
Septiembre es un mes a tener en cuenta en lo referente a las decisiones que tomen varios bancos centrales.
– Por un lado, tenemos el 15 de septiembre al Banco de Inglaterra. El pasado 4 de agosto recortó los tipos de interés al mínimo histórico del 0,25% (recordemos que los máximos se marcaron hace 37 años y fueron del 17%). Desde el 2009 los tipos se mantuvieron en el 0,50%. También incrementó su programa de compra de activos. Los inversores eran conscientes de que el BoE actuaría, no en vano en los últimos días las posiciones de cortos en la libra esterlina llegaron a niveles récord.
Y es que con el Brexit y las últimas referencias macro (PMI manufacturero, PMI construcción, venta viviendas, flujo de crédito) era inevitable.
El BoE es consciente de que la economía británica se estancará en lo que resta de año, por lo que no descartan seguir actuando, es decir, recortar más aún si cabe los tipos de interés, incrementar el programa QE a 100.000 millones de libras, etc. Eso sí, descartan las tasas negativas, al menos por el momento.
En principio, lo «normal» sería que no hubiese más cambios en dicha reunión. La libra seguirá débil frente al resto de divisas.
– El 20 y 21 de septiembre es el turno del Banco de Japón que aprobó un paquete de estímulo destinado a sacar a la economía de su ciclo de deflación mediante inversiones públicas y otras medidas para estimular la demanda privada. La idea es estimular la demanda y lograr un crecimiento económico sostenible liderado por el sector privado.
Este paquete de medidas se destina a complementar las últimas medidas implementadas por el Banco de Japón de ampliación de su programa de flexibilización, básicamente porque el Abenomics, programa de reforma económica que apoya el estímulo monetario y un elevado gasto público, no termina de dar los frutos esperados.
La realidad es que el Banco de Japón se ha visto obligado a reaccionar, puesto que el Brexit también les supone una amenaza debido a la gran presencia de empresas japonesas en territorio británico.
De todas formas, el Gobernador del Banco, Haruhiko Kuroda, comentó que una mayor expansión monetaria sigue estando sobre la mesa y que no creía que la flexibilización cuantitativa hubiese alcanzado sus límites.
La idea principal que se puede extraer es que las medidas del Banco de Japón son insuficientes y no están logrando el principal objetivo que se plantearon: que el yen no se fortalezca y eur/jpy y usd/jpy suba. Por tanto, no cabe esperar un giro de tendencia en estos dos mercados al margen de rebote al alza que puedan surgir que estarían marcados dentro de un contexto principal bajista.
– También los días 20 y 21 de septiembre es el turno de la Reserva Federal. La Fed elevó los tipos de interés en lo que fue la primera subida desde el año 2006.
En Estados Unidos hemos asistido al segundo mes consecutivo en que se se incrementa el ritmo de creación de empleo y además bastante por encima de las previsiones, con lo que el mercado laboral norteamericano vuelve a dar síntomas de fortaleza.
Es cierto que con estos datos en la mano las probabilidades de que la Reserva Federal suba los tipos de interés el próximo mes se acrecienta. Yo mantengo lo que les vengo comentando desde hace siete meses, que antes de diciembre no espero nada. Además, con las elecciones presidenciales a final de año, la Fed seguramente no quiera «interferir» en la campaña electoral.
En lo referente al mes de octubre:
Se presenta con las elecciones presidenciales de Austria, con el referéndum de Hungría contra las cuotas de Bruselas y pudiera ser también (porque aún no se sabe a ciencia cierta si será a finales de octubre o principios de noviembre) el referéndum en Italia sobre el proyecto de reforma constitucional. Sin olvidar que las elecciones presidenciales de Estados Unidos estarán a la vuelta de la esquina y que en España podríamos tener ya Gobierno (presumiblemente débil y en minoría) o bien estar a las puertas de las terceras elecciones.
Y en diciembre:
Tenemos las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Si Donald Trump ganase las elecciones las caerían con virulencia. Y como consecuencia de todo ello, se beneficiarían de esta coyuntura los activos refugio con el oro a la cabeza, ya que las divisas refugio tendrían un campo de actuación más limitado del natural que les correspondería debido a que los respectivos Bancos Centrales impedirían fuertes apreciaciones.
The Wall Street Journal comentó hace varias semanas lo siguiente:
«el oro que podría registrar una gran alza de precios bajo una presidencia de Donald Trump, pero le faltaría mucho para superar la escalada del metal durante el mandato de Jimmy Carter.
El oro, que es visto como refugio en tiempos difíciles, no sólo se dispara bajo presidentes republicanos. El más reciente período de precios bajos para el metal precioso fue durante la primera presidencia de Ronald Reagan, a principios de los años 80, cuando la cotización del oro se hundió 47,6%.
Los precios del oro podrían aumentar en más del 40% a 1.850 $ la onza bajo una eventual presidencia de Trump.
Los precios del oro probablemente también subirían si Hillary Clinton llega a la Casa Blanca, pero la ganancia sería más moderada, de poco más del 25% a 1.650 $la onza».
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es