«Fintech ¿eso qué es? Muchos se lo preguntan. El fintech es indiscutiblemente uno de los temas del año entre los inversores, especialmente porque, al estar en los primeros estadios de su desarrollo, existe un gran debate en torno a sus efectos sobre la industria financiera ¿Deben ser temerosos los bancos de este fenómeno? ¿Se han exagerado las cosas? Hace poco leí un artículo de TELIS DEMOS en The Wall Street Journal muy indicativo: El gigante de los pagos PayPal no es un banco, pero hace sombra sobre varios. Según varios indicadores, PayPal Holdings Inc. tiene más dinero de sus clientes que todos los bancos estadounidenses con la salvedad de 20. ¿Qué nos dice eso sobre el futuro de la banca? A fines de marzo, los clientes de PayPal acumulaban más de US$13.000 millones en cuentas de la compañía de comercio en línea. Si se compara con el tipo más común de depósito, esa cifra ubicaría a PayPal como uno de los mayores bancos estadounidenses, detrás de TD Bank, la subsidiaria estadounidense del banco canadiense Toronto-Dominion Bank, o de Capital One Financial Corp., según el proveedor de datos S&P Global Market Intelligence. La legislación estadounidense no considera a PayPal un banco y esos fondos no son depósitos, sino dinero en efectivo que no genera interés para los clientes y está listo para ser gastado. La compañía de San José, California, no ofrece seguro de depósitos a quienes estacionan el dinero en sus cuentas y carece de las facultades y los costos regulatorios de un banco. Sus ingresos, además, se generan cuando el dinero se mueve, no mientras se queda en sus cuentas», me dice el CEO de una importante gestora que, también, me envía el siguiente enlace vía Funds People.
El gestor de Robeco Patrick Lemmens y el analista Jeroen van Oerle explican que “la tecnología financiera o fintech no será tan disruptiva como para dejar a los bancos obsoletos”, pero al mismo tiempo afirman que “el sector financiero cambiará significativamente como resultado del fintech y tendrá un aspecto muy diferente dentro de diez años”. O lo que es lo mismo, que como resultado de esta evolución tecnológica, “habrá una clara distinción entre ganadores y perdedores”.
Entre los campos donde la aplicación de servicios digitales a la banca ya está provocando transformaciones, los expertos contabilizan los siguientes: pagos, préstamos, asesoramiento financiero automatizado (robo asesores), búsqueda de fuentes alternativas de financiación (crowd funding) e inversión a través de Internet o aplicaciones para móviles y tabletas. Para Lemmens y Van Oerle, todo se resume a una única tendencia: “Los asuntos financieros se volverán más simples, rápidos y baratos para los consumidores”. Por tanto, no ven en la evolución de la tecnología financiera un avance agresivo y perjudicial. Más bien piensan que “es más probable que bancos, aseguradoras y gestores de fondos trabajan conjuntamente con las compañías de fintech para hacer que sus operaciones sean más eficientes y accesibles para los clientes”.
Jeroen Van Oerle recomienda hacer una distinción dentro del sector financiero entre la digitalización y lo que él denomina “digitación”, que consiste en “el registro de datos, que empezó con la conversión de información analógica en archivos digitales”. En cambio, entiende que la digitalización se refiere “al uso de tecnologías digitales para emplear esos datos para procesos de negocio, relaciones con los clientes y nuevos servicios”. La distinción es importante porque, según el analista, “bancos, aseguradoras y gestoras de fondos están liderando la organización y uso de datos, pero van con retraso en lo que se refiere a la aplicación de tecnologías digitales en su interacción con los clientes”. Ese retraso es una oportunidad para otras empresas, concretamente para “todo tipo de start-ups, para introducirse entre las instituciones financieras tradicionales y sus clientes”. Este tipo de empresas emprendedoras están obteniendo así una jugosa cuota de mercado, básicamente al desarrollar herramientas con las que procesar adecuadamente la información de redes ya existentes a las que los bancos tradicionales han dedicado muchos recursos para su creación. “Todo tiene que ver con el control de la relación con el cliente”, resume el experto.
¿Dónde está entonces el nicho de oportunidades para la banca tradicional? Según Van Oerle, “bancos, aseguradoras y gestoras de fondos tendrán que tomar la decisión estratégica de pasar de invertir en nuevas tecnologías para ofrecer nuevos servicios a invertir en la satisfacción del cliente”. Otra opción es que “decidan perder la relación con el cliente y convertirse en proveedores de una infraestructura eficiente para los recién llegados al sector tecnológico”. En todo caso, lo que el analista cree que las entidades con menos oportunidades serán aquellas que se centren sólo en recortar costes.
Una vez constatado que la base del fintech es la relación de los consumidores, los expertos de Robeco indagan en el perfil de los usuarios actuales de servicios financieros: “Los consumidores están buscando una solución para sus problemas financieros y no les importa quién la proporciona”, indica Van Oerle. Los roboasesores son un buen ejemplo de respuesta a esta necesidad. “Los individuos con rentas bajas, clientes que bancos y gestoras nunca han encontrado interesantes, se convertirán ahora en un nuevo mercado”, explica el analista, gracias a que “la tecnología ofrece la posibilidad de dar servicio a estos clientes a un bajo coste y en grandes volúmenes”.
El reverso de esta oportunidad es, según el analista, que “hay un peligro real de que se pierda la relación con el cliente”. Para poder participar en el proceso de digitalización con éxito y llegar a más consumidores, la opinión del experto es que “las gestoras de fondos y los asesores financieros tendrán por consiguiente que invertir fuertemente en tecnología y participar en cooperaciones estratégicas con proveedores tecnológicos”.
Existe otro obstáculo en este sentido, tal y como señala el gestor: no siempre es posible invertir en compañías especializadas en tecnología financiera, porque muchas aún no cotizan o incluso están en la fase de capital riesgo. Así que una forma de obtener exposición es invertir en compañías dedicadas al pago electrónico que se están adaptando a los cambios tecnológicos, como Visa, Mastercard, Vantive o PaySave, o invertir en proveedores de software especializado para instituciones financieras, como Cognizant o DH Corp.
Como ambos expertos opinan que aún es pronto para distinguir claramente entre ganadores y perdedores, porque “los efectos disruptivos todavía no son suficientemente visibles”, Lemmens y Van Oerle aportan cinco consejos para invertir en esta revolución tecnológica:
- Diversificar las inversiones a través de varios subsectores de servicios financieros, como pagos, préstamos, roboasesores, crowdfunding e inversión.
- No pagar por unas valoraciones excesivas: “El principio GARP (Crecimiento a Precio Razonable, por sus siglas en inglés) también es aplicable al fintech”.
- “Investiga en compañías privadas para determinar si ofrecen una buena impresión sobre sus avances, de cara a identificar ganadores futuros”.
- “No piense que esta vez será diferente, si viene gente a decirle que tienen un nuevo modelo de negocio que es nuevo, fantástico e inteligente”.
- “No crea que bancos, aseguradoras y gestoras se quedarán totalmente obsoletos por el fintech”.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa