Miren el gráfico 1.Al final, la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento mundial ha sido algo sistemático en los últimos cinco años. En febrero, por ejemplo, volvimos a revisar a la baja la previsión de crecimiento para el año en dos decimales, hasta niveles de 2.5 %. Este fue el crecimiento estimado en 2015. Pero, ¿por qué el error? Al final, como decía antes, se trata de un error sistemático en los últimos años. En el gráfico 2 podemos ver la revisión de las previsiones de crecimiento para los principales países que han sufrido cambios: países como Brasil dentro de los emergentes y UK entre los desarrollados son los mejores ejemplos de la fuerte revisión a la baja de las previsiones de crecimiento. ¿Las razones del cambio para estos países? No hace falta que les diga mucho más sobre el tema. La recuperación de la Gran Recesión ha sido mucho más moderada de lo previsto. Más moderada de lo que nos dice la historia, considerando aquí una recuperación tras una crisis financiera. Aún nos preguntamos el por qué, entre potenciales razones coyunturales y estructurales. Como si de un juego de dominó, la Gran Recesión puso de manifiesto muchas debilidades que arrastrábamos desde hace más de una década: la Crisis del EUR, debilidad estructural de las economías emergentes y excesos en algunos mercados (commodities, especialmente). Y, de hecho alguna de estas debilidades fue acentuada por las medidas expansivas de demanda ejecutadas para reconducir (que no solucionar) la Crisis. Me refiero, tanto a austeridad fiscal forzada por el mercado como también a las medidas expansivas la límite de los bancos centrales.
Gráfico 1
Gráfico 2
¿Me preguntan por qué nos equivocamos tanto? Simplemente actualizamos con la nueva información. Y lamentablemente en el caso de esta nueva información sistemáticamente ha sido negativa.
Una cosa más, aunque no me sirve de consuelo aquí tienen la evolución de la inflación en USA comparada con las previsiones oficiales periódicas….
José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España
La Carta de la Bolsa