China puede ser el siguiente país que se apunte a la Tasa Tobin, un tema que en Europa se lleva intentando aplicar desde hace unos años sin haber consenso por el momento. Una medida que daría al traste con buena parte de los inversores particulares en los mercados bursátiles.
Les comento en primer lugar sobre la Tasa Tobin y acto seguido el caso de China.
Tasa Tobin
En el año 1972 James Tobin realizó un estudio en el que aconsejaba cobrar alrededor del 0,50% sobre las operaciones de compra y de venta de divisas para de esta manera poder frenar la especulación en un momento en el que se había acabado con el patrón oro.
Esta Tasa es un gravamen para recaudar dinero a costa de los especuladores. Se trata de un porcentaje sobre las operaciones financieras. La propuesta inicial en Europa consistiría en gravar con un tipo del 0,1% la compraventa de acciones y con un 0,01% las operaciones con derivados. Lógicamente, este porcentaje se aplica tanto sobre la compra como sobre su posterior venta.
Existe un antecedente muy revelador, concretamente el de Suecia a principio de la década de los 80. la experiencia fue todo un desastre. El volumen de negociación bajó drásticamente y la mayoría de los inversores comenzaron a operar en otros mercados. El 50% del trading registrado se había movido a Londres, en el mercado de bonos la caída alcanzó el 85% y en el de futuros el 98%.
Como principales inconvenientes tenemos:
- Se recauda mucho menos de lo previsto (Suecia recaudó casi 15 veces menos).
- Los perjudicados son los inversores pequeños.
- Se reduce la liquidez de los mercados.
- Se produciría una deslocalización hacia otros países que no tengan dicha Tasa Tobin, afectaría al crecimiento económico y a la financiación de la economía. Pero para evitar la deslocalización se pretende en esta ocasión aplicar el principio de residencia, de manera que se aplicará siempre que alguna parte implicada resida en uno de los once estados que la avalan (Bélgica, Estonia, España, Grecia, Francia, Italia, Austria, Portugal, Eslovenia, Eslovaquia y Alemania). De esta forma, dará igual donde se realice la operación, ya que se impondrá la procedencia de la misma.
Se supone que serían los bancos y los brokers los que se tengan que hacerse cargo de este tributo, pero no nos engañemos, se encargarían de trasladar este incremento de costes a los clientes.
De momento no hay fecha para su aplicación en Europa. Una medida demagógica con más inconvenientes que ventajas.
El caso de China
Están pensando establecer un impuesto sobre las transacciones de divisas, al estilo de la Tasa Tobin. De momento es un borrador. Lo que buscarían con este gravamen sería poner coto a la salida de dinero, es decir, restringir los flujos de capital especulativos (piensan que los inversores operarían menos con yuanes al salir más costoso).
Lo curioso, lo que no deja de resultar paradójico, es que si finalmente implementan este gravamen iría en contra de lo que prometieron acerca de liberalizar totalmente la circulación de capitales, por no hablar que lastraría todo intento de que el yuan sea utilizada como divisa de reserva.
La credibilidad de las autoridades de China está en entredicho, no pueden decir una cosa y luego hacer todo lo contrario. Si ya de por sí los inversores no se creen al Gobierno cuando asegura que no tienen intención de depreciar más el yuan, el hecho de andar desdiciéndose una y otra vez de asuntos de capital importancia no ayuda precisamente a los mercados financieros. Una desaceleración económica unida a una falta de confianza es el germen perfecto para que la incertidumbre y los temores no se disipen, de manera que me temo que la onda expansiva proveniente del gigante asiático no tardará mucho en azotar de nuevos las Bolsas mundiales.
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es