Siempre conviene saber dónde nos encontramos y en qué contexto nos movemos, porque el devenir de los acontecimientos vendrá determinado en buena parte por la percepción que los inversores tengan de la realidad.
La Bolsa de China se hunde en el año prácticamente un 20%. El petróleo también un 20% y cae un 52% desde el máximo del año 2015. El PIB de China se incrementa un 6,8%, siendo el crecimiento más lento desde el año 1990.
En un intento de sinceridad inusitada, el primer ministro chino reconoció esta semana que se enfrentan a presión bajista que no desaparecerá en el corto plazo. El Banco Popular de China intenta reaccionar mediante inyecciones de liquidez, la última realizada esta misma semana. Y es que la entidad quiere asegurar a toda costa la liquidez del mercado y mantener de algún modo estable en el tipo de cambio del yuan. Como ejemplo, podría permitir que los fondos de no residentes pasen a ser depósitos fijos, con lo que de esta forma “obligarían” a los extranjeros a retener los beneficios y contener la salida de capitales.
Una de las principales consecuencias que todo lo acontecido en China está originando, aparte de la caída de las materias primas, es un flujo de capital saliente de la renta variable (Bolsas) en busca de refugio en los bonos europeos gubernamentales.
Y aquí es donde entra en escena el bono alemán a 10 años, el Bund, un mercado que tradicionalmente ha sido sinónimo de refugio en momentos de turbulencias financieras (no olvidemos que los rendimientos de la deuda soberana de Europa se mueven inversamente al precio de cotización).
Pues bien, el futuro Bund mantiene la tendencia alcista desde el pasado mes de junio, encontrándose el precio dentro del rango de un perfecto canal tendencial principal alcista y en máximos.
En Europa, Mario Draghi reconoció que el tipo de interés de referencia del euro (en mínimos históricos del 0,05%) es visto con recelo por la sensación de que penaliza a los ahorradores, pero es un mal menor teniendo en cuenta que está estimulando la economía, sobre todo la demanda de bienes duraderos.
En Estados Unidos, tras la primera subida de los tipos de interés desde el 2006, se espera que la FED continúe la senda de las subidas de las tasas a lo largo del presente ejercicio, un mínimo de dos subidas y un máximo de cuatro subidas es la horquilla más probable.
Mientras tanto, la Reserva Federal ha mantenido ayer sin cambios los tipos de interés entre el 0,25% y el 0,50%, a la vez que reconoció que el crecimiento económico se ha ralentizado (aunque la tasa de paro se sitúa en el 5%, en su nivel más bajo en siete años por tercer mes consecutivo) y que no hay signos de repunte en la inflación. En principio, la inflación debiera de seguir baja en el corto plazo y alejada del objetivo del 2% (en 2015 alcanzó el segundo nivel más bajo en varias décadas, incluso cerró el mes de diciembre en negativo).
Los mercados bursátiles están rebotando al alza pero por el momento no se han roto niveles de resistencias como para empezar a hablar de recuperación ni mucho menos. Eso sí, un posible patrón de isla podría estar culminándose…
Ismael de la Cruz
ismaeldelacruz.es