«Las Autoridades Globales siguen obsesionadas con el devenir del Sistema Financiero Mundial, que es lo mismo que decir que no pierden de vista, ni siquiera un segundo, a los movimientos de los bancos y a todo el entramado creado a su alrededor. Las Autoridades Globales han situado en el punto de mira desde hace algún tiempo a los Fondos de Inversión, a los que consideran como una Gran Amenaza. El Fondo Monetario Internacional considera que incluso los fondos de inversión más sencillos y con las estrategias más pacíficas son una amenaza para la tranquilidad mundial. El Consejo de Estabilidad Financiera propone una regulación específica para las gestoras y los vehículos de mayor tamaño por su capacidad para poner en jaque a los mercados, y ahora el Banco Central Europeo apunta a los lazos accionariales de los bancos con las grandes gestoras como un factor de desestabilización ¿Y qué piensan las grandes gestoras?», explica el CEO de uno de los principales fondos nacionales.
Veamos la opinión de la más grande del mundo: BlackRock está de acuerdo en que se aplique una reforma para evitar el riesgo sistémico y se trate de mejorar la estabilidad de los mercados. Pero la firma cree que los riesgos presentes en la gestión de activos no deberían recibir tal etiqueta, puesto que considera que los inherentes a la industria de gestión de activos sirven para garantizar “mejoras sobre la regulación de los productos y prácticas de inversión a lo largo del ecosistema del mercado”.
Esta declaración de BlackRock supone la respuesta al segundo documento consultivo emitido conjuntamente por el Comité de Estabilidad Financiera (FSB) y la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO), en el que se proponen una serie de metodologías para identificar las gestoras de activos que puedan considerarse instituciones financieras de importancia sistémica (SIFI).
Para fundamentar su postura, la compañía americana aporta hasta seis argumentos. El primero de ellos parte de que “los reguladores tienen un acercamiento holístico que abarca a productos y actividades de todo el ecosistema de mercado”. Desde la firma consideran que “los gestores de activos y los fondos de inversión son sólo un componente de ese ecosistema”, y por ello afirman que “los políticos necesitan desarrollar un mejor entendimiento sobre los dueños de los activos, que incluya por qué asignan esos activos a cierto mercado o clase de activo”. Por ello, la primera sugerencia de BlacRock para poder evaluar correctamente el riesgo sistémico es que “se necesita aplicar regulación entre los distintos productos para que sea efectiva. De la misma forma, se necesita regular las actividades de inversión con independencia de qué entidad esté gestionando los activos”.
“Las métricas para denominar son precipitadas”. Es la declaración contundente de la firma, con la que expresa su firme oposición a recibir la etiqueta SIFI. Se argumenta que “desarrollar una metodología sin identificar primero riesgos probablemente fallará en el objetivo de global de reducir el riesgo sistémico”. De hecho, aventuran que “designar a entidades individuales como fondos de inversión o gestores puede cambiar el riesgo en torno al sistema sin reducirlo”. La gestora muestra un posible escenario rayano en lo catastrófico: “Un foco prematuro en las designaciones (ser reconocidas como SIFI) podría minar los objetivos declarados del G-20 de incrementar el crecimiento económico mediante el estímulo a la participación en sociedades, más proyectos de infraestructuras y la disponibilidad de financiación para las PYMES”.
De hecho, la gestora no puede ser más clara en su oposición a la etiqueta SIFI: “Las gestoras de fondos no son la fuente de riesgo sistémico. Ninguno de los mecanismos de transmisión o impacto resumidos en la segunda consulta son aplicables a las gestoras de fondos”. Basan esta declaración en el hecho de que “las gestoras son fundamentalmente diferentes de los bancos y otras instituciones financieras”, puesto que considera que su labor consiste en actuar “como agentes en representación de los inversores institucionales e individuales”, y no una competencia directa a las transacciones por derivados o las operaciones de trading, y que además las gestoras “no controlan la asignación estratégica de los activos de sus clientes».
Además, considera como otro factor diferencial que las transacciones que hacen las gestoras son para sus clientes y no garantizan retornos a los inversores. “Las gestoras son entidades altamente reguladas con requisitos regulatorios específicos para la continuidad de su negocio de gestión y la planificación de la recuperación a un desastre, y todo esto se ha diseñado para proteger a los clientes”, continúan desde la firma.
El descontento de BlackRock también se refleja en la posibilidad de que se declaren ciertos fondos como sistémicos de forma individual, porque considera que “se podría crear un arbitraje regulatorio”. De hecho, plantea la posibilidad de que un filtrado de fondos tomando el patrimonio como referencia podría crear “falsos positivos y falsos negativos”. Así, aunque la firma está de acuerdo en que “ciertos fondos de inversión deberían estar sujetos a una mejora de la regulación”, consideran que los canales de transmisión y los factores de impacto que identifica el documento elaborado por el Comité de Estabilidad financiera “sólo serían aplicables a un pequeño número de fondos altamente apalancados”, de ahí que propongan el apalancamiento como punto de partida para analizar los riesgos de los fondos en vez del patrimonio.
Para BlackRock, la mejor opción sería que “los riesgos deberían ser evaluados en el contexto del actual entorno regulatorio”. Considera que la mayor parte de reformas que se han impulsado desde 2008 han contribuido a mejorar el sistema y hacerlo más seguro y, por tanto, “cualquier medida de una reforma adicional debería considerar las reformas que ya se han tomado o que están en proceso de desarrollo”.
¿En qué deberían centrarse los reguladores?
La última afirmación de la gestora americana incide sobre la conveniencia de evaluar productos y actividades para reducir el riesgo y beneficiar así al mercado. Aporta varias sugerencias al respecto: mejorar la estructura de mercado de los derivados OTC al requerir mayores recursos financieros a las cámaras de contrapartida, revisar los informes de fondos para estandarizar las definiciones empleadas, dar una definición clara y consistente del apalancamiento para “mejorar la supervisión y reducir el riesgo”, desarrollar un set de herramientas que permitan gestionar reembolsos, establecer criterios para realizar tests de estrés sobre la liquidez de los fondos con AIFMD como punto de partida… Las peticiones de BlackRock también afectan a los ETF, pues se pide que se establezca un sistema global estándar de clasificación, y que se revisen las características estructurales de algunos ETP, como por ejemplo los apalancados o los inversos.
Las peticiones de BlackRock también incluyen la estandarización del préstamo de valores o que se mejore la estructura de mercado subyacente para los préstamos bancarios y los bonos corporativos, pero también proyectos más ambiguos, como que “se profundice en el entendimiento del ecosistema de mercado” o que “se solucione la crisis de longevidad y la falta de financiación para las pensiones”.
Mar Revuelta
La Carta de la Bolsa