Los inversores «contrarios» (aquellos que invierten en contra del pensamiento general) son neutrales acerca de la dirección a corto plazo del mercado de valores, ya que el actual consenso en Wall Street no es ni excesivamente optimista ni excesivamente bajista. Esta es una buena noticia si estuvieras preocupado ante un excesivo optimismo que necesita ser purgado. Pero esta noticia será desalentadora si estabas pensado que las últimas caídas han sido suficientes para que entre el miedo en el cuerpo de los grandes inversores.
Considere la exposición media a renta variable recomendada por un grupo de indicadores monitorizados por el Hulbert Financial Digest (medida por el índice de Sentimiento Hulbert Stock o HSNSI). Este promedio se sitúa actualmente en el 31,4%, menos de la mitad de la lectura del 65,7% registrado en la primera semana de diciembre (ver gráfico adjunto).
La velocidad y el nivel alcanzo en esta caída es alentador, ya que sugiere que no es el tipo de optimismo tenazmente sostenido que a menudo acompaña a los techos del mercado. Un ejemplo clásico de este tipo de optimismo llegó en el techo de la burbuja de Internet en marzo de 2000, cuando – a raíz de la primera corrección del 10% desde máximos históricos del mercado – el indicador ascendió aún más.
Todos sabemos lo que pasó después de eso.
Así que es definitivamente una buena noticia que sugiere que no estamos siguiendo el guión de hace 15 años.
¿Por qué, entonces, no son los «contrarios» más optimistas ahora? La respuesta está implícita en el gráfico que acompaña a esta columna: Aunque el HSNSI ha caído dramáticamente en las últimas dos semanas, todavía no ha descendido hasta los niveles que han acompañado a los suelos más significativos de los últimos dos años.
En los mínimos de agosto del mercado de valores, por ejemplo, el HSNSI se situó en menos el 20,3%, o 52 puntos porcentuales menos que el nivel actual de este índice. Así que el estado de ánimo predominante tiene que caer bastante más antes de que refleje el pesimismo excesivo típico que señala a los «contrarios» que se ha disparado una señal de compra.
Puede que le resulte frustrante que el análisis contrario no produzca un pronóstico claro e inequívoco bajista o alcista. Pero vale la pena recordar que sólo en raras ocasiones estos indicadores proporcionan esas señales tan claras. La mayoría de las veces se encuentran entre esos extremos.
Carlos Montero
La Carta de la Bolsa