Hay muchos miedos y precauciones sin límite en el mundo de la inversión y de la Bolsa, en el mundo de las empresas y de los negocios. Nunca fueron las cosas fáciles en estos pagos y nunca lo serán. La incertidumbre domina el escenario operativo las veinticuatro horas del día. Aquellos actores en los mercados que no saben convivir con este fenómeno deberían dejar sus bártulos y dedicarse a otra cosa ¿Cuáles son los mayores miedos? El miedo, como definición, es difícil de cuantificar. Por eso enumero, en esta ocasión, dos: el factor político y el factor geopolítico, que no son la misma cosa. Mucha cautela, máxima precaución ante los diversos procesos electorales, que coincidirán en el Mundo Global el año que viene. Luego, el factor geopolítico, siempre con alarmas de Norte a Sur y de Este a Oeste, con la realidad, que no amenaza, terrorista. El Reino de España necesitará una nueva dosis democrática, ahora que nadie cree en pactos ni en coaliciones tras los resultados del domingo. España siempre ha sabido salir de los pozos más hondos. Ahora, también. El Reino de España es una parte importante de un todo llamado Europa y no será el Reino de España, el que rompa la baraja. No le van a dejar ¿Elecciones el año que viene? Es posible. Pero la unidad se mantendrá. Un reto éste, como otros que han llegado y más que vendrán, para los QE del Banco Central Europeo. Por eso, lo peor ahora es dejarse llevar por el desánimo y el miedo. Si, ayer el mercado español cayó más que el resto, pero el tropezón final fue en línea con el experimentado por el resto de los mercados europeos. No hubo pánico político» me dice el analista jefe de una sociedad de Bolsa que me envía el siguiente enlace sobre los acontecimientos políticos para el año que viene:
A la hora de realizar el asset allocation para 2016, los inversores deben tener en cuenta que los mercados se verán fuertemente influenciados por factores políticos. Es una advertencia de BNY Mellon IM, que ha reunido a expertos de sus gestoras especialistas Insight, Newton y Standish para debatir sobre el impacto creciente del riesgo político a nivel mundial sobre las distintas clases de activos.
Rowena MacFarlane, analista de deuda soberana de Standish se centra en los sucesos recientes y del futuro próximo en Europa. En su opinión, “el núcleo europeo se ha recuperado a un ritmo más rápido que los estados de la periferia, y se ha polarizado la política europea a consecuencia de la incertidumbre económica». Sobre todo, la experta se centra en el riesgo de fragmentación dentro de la Unión. Por un lado, señala el riesgo de Brexit, es decir, la posible salida de Reino Unido de la UE. Frente a los planes de David Cameron de convocar un referéndum para consultar a la población británica en 2017, la experta se fija en que Francia y Alemania han mostrado su preferencia por que se celebre el referéndum en 2016, porque en 2017 celebran sus respectivas elecciones presidenciales y federales.
MacFarlane también aborda la cuestión catalana: «En 2015 pudimos ver como los partidos independentistas catalanes encabezaban otro movimiento separatista. Nuestra previsión es que la cuestión separatista continúe generando titulares en España”. No obstante, desde el punto de vista de la inversión, la representante de Standish afirma que no le preocupa demasiado “el impacto que puedan tener las situaciones respectivas en los mercados de bonos: la volatilidad durante el periodo previo a las elecciones catalanas estuvo en consonancia con los riesgos potenciales que presentaban y, en ese sentido, tras los resultados electorales, la diferencia negativa de rentabilidad de los bonos españoles respecto a los italianos se esfumó”.
El último foco caliente de la lista es Grecia. En opinión de MacFarlane, “es probable que el debate sobre la salida de Grecia vuelva a surgir en 2016”, debido a que “las condiciones del rescate que acabó por aceptar finalmente el gobierno griego exigen más austeridad y recortes de gasto, medidas que resultarán impopulares cuando haya que aplicarlas».
Inestabilidad en Latinoamérica
Ninguna región se escapa a los riesgos políticos. En 2016 Brasil será la sede de los próximos Juegos Olímpicos, y la afronta en medio de una crisis de grandes dimensiones que ya le ha costado al país la pérdida del rating con grado de inversión. Colm McDonagh, director de deuda de mercados emergentes en Insight, realiza la siguiente advertencia: «Los problemas se han repetido en cuestiones relativas a la estabilidad del panorama político brasileño. En los últimos tres años, la moneda de Brasil se ha depreciado alrededor del 50% en relación al dólar. Contar con una moneda más débil no tiene por qué ser una ayuda para Brasil, país que posee un historial de alta inflación y un margen limitado de maniobra”.
McDonagh pone a México como ejemplo contrapuesto: “Con una fuerte dependencia de la política fiscal y monetaria de EE.UU., cuenta con una moneda flexible y probablemente afronte con mucho mayor éxito que Brasil los problemas de los mercados emergentes. Los legisladores mexicanos se encuentran entre aquellos de Latinoamérica cuyos tipos de interés siguen la sintonía marcada por EE.UU.”. Con respecto al impacto de la vuelta a la normalización de la Fed sobre Latinoamérica, el experto indica que será la progresividad de las subidas de tipos lo que determinará el impacto. “No parece que vaya a influir significativamente (en Latinoamérica) una progresión alcista inferior a los 150-200 puntos básicos», concluye.
¿Qué riesgos entraña una política monetaria errónea?
Al referirse a los riesgos políticos, los expertos de BNY Mellon IM también están teniendo en cuenta a los riesgos generados por una política monetaria errónea. En este sentido James Harries, responsable de la estrategia del fondo BNY Mellon Global Income Fund, afirma con motivo de los posibles movimientos de la Fed que ha aprovechado para sobreponderar EE.UU. en cartera por primera vez en diez años: «Estamos asignando activamente capital a EE.UU. Para alguna gente esto podría suscitar controversia, ya que se trata del mercado más caro del índice. Pero seguimos encontrando ideas de inversión que han sido injustamente penalizadas o infravaloradas por diferentes causas y que pensamos que cuentan con la estrategia empresarial correcta para poder recuperarse”.
Harries considera que “el fracaso de la Fed a la hora de normalizar la política monetaria tras siete años de tipos nulos podría ser el detonante obvio para que los inversores cuestionen la eficacia de la expansión cuantitativa y, por tanto, la credibilidad de los bancos centrales”. Apoyándose en datos empíricos, el experto indica que “en la práctica, la política monetaria heterodoxa tiene un efecto deflacionista, no inflacionista, como se refleja en la disminución continuada de la velocidad de circulación del dinero y del poder de fijación de precios de las empresas”. “En otras palabras; hemos asistido a lo contrario de lo que estaba previsto”, resume. En este contexto, Harries advierte de que las consecuencias negativas inesperadas pueden contrarrestar en gran medida los beneficios a corto plazo.
“Es difícil saber cuáles serán las consecuencias últimas de los tipos de interés bajos, pero es muy probable que su impacto se vea amplificado por un incremento en el apalancamiento y por el peligroso desajuste existente entre los activos de riesgo y los titulares de estos activos de riesgo. Esto causará volatilidad en lugares inesperados”, advierte el gestor. Éste añade que, “si la actividad económica continúa cayendo, los impagos probablemente vuelvan a subir”. Su conclusión no es nada alentadora: “En un entorno desvirtuado por la política de los bancos centrales, en el que los bancos de inversión almacenan menos riesgo, la liquidez podría ser el factor clave por encima de la solvencia bancaria, como fue el caso de 2008».
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa