Desde hace meses se observa cómo aumenta el número de analistas y observadores de la realidad económica que reflejan sentimientos contrarios a los de las Autoridades. Niegan la mayor y sostienen que la Economía Global, salvo el caos USA, no acaba de arrancar y que los programas de estímulos sólo mejoran la circulación de los mercados financieros. O dicho de otra manera, que los famosos QE no llegan al ciudadano de a pie. Para ello, argumentan las diferentes velocidades en el ritmo económico. Ello se ve con mayor claridad en la Eurozona, que camina a diferentes velocidades. Se da la circunstancia, además, que es un mismo Estado o Nación hay perímetros de consolidación muy concretos frente a zonas próximas, a un par de kilómetros, totalmente deprimidas. Difícil tarea la de las bancos centrales. En nuestra gestora consideramos que el mundo saldrá adelante y que no entrará en una Gran Depresión. Pero no todos piensan así», me dice T. L. experto en economía y finanzas a la vez que me facilita el siguiente enlace:
¿Y si se empieza a constatar que los QE no están funcionando? ¿Qué ocurriría? Esta es una de las preguntas que cada vez se están formulando más gestores e inversores. Y los que se la hacen llegan a conclusiones difíciles de asumir. Aron Pataki, gestor de Newton, filial de BNY Mellon, se muestra contundente en su creencia de que las políticas de flexibilización cuantitativa (QE) sirven más para impulsar el crecimiento de la riqueza «virtual» que para una recuperación económica sostenible. “La verificación de esto podría derivar en una revisión del valor de los activos de riesgo y su recalificación a la baja”, asegura. El principal problema que ha encontrado el equipo de Real Return de Newton es que “hemos estado viviendo la ilusión de una máquina de dinero perpetua donde el gasto continúa creciendo financiado por deuda. Los tipos de interés ultra bajos han animado a los participantes del mercado a acumular más deuda, lo que probablemente haga insostenible el crecimiento económico generado”.
La «carga de la deuda» es uno de los temas de inversión a través de los que Newton analiza los principales cambios que afectan a la economía mundial, según observa Pataki. Según explica, el dinero barato ha mermado la volatilidad de los precios y ha animado a los inversores a reducir la liquidez de las carteras. También ha empujado a los inversores hacia activos de mayor riesgo, con la esperanza de que, al asumir más riesgo, pueda ser posible conseguir una rentabilidad aún mayor, comenta el gestor. En este sentido, recuerda que los mercados bursátiles registraron fuertes subidas a pesar de una reducción de las ganancias y una decepción permanente en lo que respecta al crecimiento económico mundial.
«Las malas noticias económicas no pueden continuar siendo permanentemente buenas noticias para los inversores en activos de crecimiento, incluso si esto trae consigo más políticas de estímulo», afirma. «Creemos que los inversores acabarán perdiendo la confianza en los gobernantes al constatar que las políticas de flexibilización cuantitativa, mayormente, impulsan el crecimiento de la riqueza que se puede definir como virtual y no conducen a una recuperación económica sostenible. Esto podría provocar una revisión importante del valor de los activos de riesgo y su recalificación a la baja. El fracaso de la Fed a la hora de normalizar la política monetaria tras siete años de tipos nulos podría ser el detonante obvio que hiciera que los inversores se cuestionen la eficacia del QE y, por tanto, la credibilidad de los bancos centrales”.
Para Pataki, los datos empíricos sugieren que, en la práctica, la política monetaria heterodoxa tiene un efecto deflacionista, no inflacionista, como se refleja en la disminución continuada de la velocidad de circulación del dinero y del poder de fijación de precios de las empresas. En otras palabras; lo contrario de lo pretendido», comenta Pataki. «También es importante advertir que estas políticas no están exentas de costes; las consecuencias negativas inesperadas a menudo pesan más que los beneficios a corto plazo».
«Es difícil saber cuáles serán las consecuencias últimas de los tipos de interés bajos, pero es muy probable que su impacto se vea amplificado por un incremento en el apalancamiento y por el peligroso desajuste existente entre los activos de riesgo y los titulares de estos activos de riesgo»,afirma Pataki. «Esto causará volatilidad en lugares inesperados. Si la actividad económica continúa cayendo, los impagos probablemente vuelvan a subir. Y en un entorno desvirtuado por la política de los bancos centrales, en el que los bancos de inversión almacenan menos riesgo, la liquidez podría ser el factor clave por encima de la solvencia bancaria (como fue el caso en 2008)”, asevera el experto.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa