«Los últimos datos conocidos muestran que la recuperación europea sigue su curso pero los agentes sociales y los actores en los mercados no están satisfechos. «Hay una especie de obsesión general por derribar muros y por desestimar los brotes verdes, de los que tanto se habló cuando ni eran brotes ni verdes, y de los que tanto se reniega ahora. Estamos en un Mundo Global desquiciado, porque las pautas de antaño murieron con la exuberancia irracional sin que los bancos centrales, a través de impresiones mil millonarias de billetes hayan sido capaces de devolver la tranquilidad y la confianza. O, mejor, de dibujar, primero, y de consolidar, después, nuevas herramientas. Hay en este empeño una realidad inquietante: los acontecimientos se suceden más rápido que las tomas de decisiones por parte de las Autoridades. No está demostrado que tengan capacidad de anticipación a los sucesos. Y eso es malo», me dice el CEO de un banco de inversión.
«¿Una recuperación débil? Sin duda, pero, sí podemos hablar de una recuperación desigual (recuerden que el PMI alemán repuntaba en noviembre y al mismo tiempo recortaba en Francia) y lenta. Recuperación, al fin y al cabo. La cuestión, de cualquier forma, es clara: ¿sostenible?», se pregunta José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.
Algunos estudios dentro del BCE (mirar Juan F. Jimeno en el papel de trabajo del BOS 1522) aluden a la existencia de factores estructurales que limitan esta recuperación cíclica.
En definitiva:
· El descenso de la población activa
· El envejecimiento
· La evolución de la productividad marginal, como resultado de dos fuerzas contrapuestas: el desarrollo tecnológico y los factores demográficos
¿Y la elevada deuda? Esto es importante. Pero, al final, también el proceso de desapalancamiento se puede estar viendo dificultado por este deterioro progresivo del ritmo de crecimiento potencial que se observaba ya antes de la Crisis. Además, lo cierto también es que, con condiciones financieras tan laxas, mejora la gestión de la deuda pero también afecta a la rentabilidad del ahorro. Y hasta de las perspectivas de crecimiento a medio y largo plazo. Además del potencial riesgo de generar excesos que más tarde pueden resultar muy difícil de gestionar.
¿Todo lo anterior les parece muy complicado? Lo es, sin duda.
Pero no responsabilicen a la Crisis de ello. Es más: muchos de los problemas de fondo actuales se gestaron durante la Gran Moderación. Y aún estamos lejos de haberlos superado. Esto demanda reformas y más ajustes.
Leía este fin de semana que no es tanto una cuestión de flexibilizar y liberalizar como de crear las condiciones para que se desarrolle un aumento de la inversión productiva. Pero, ¿cómo hacerlo con tantas dudas sobre el futuro? Nadie tiene la respuesta para tantas preguntas. Lo que no significa que debamos cerrarnos en banda para ir buscándolas en el futuro. Y un futuro que sigue siendo, lamentablemente, en buena parte incierto.
Moisés Romero
La Carta de la Bolsa