¿Qué son? Las posiciones cortas suponen la venta de acciones de una empresa que un inversor no tiene en su cartera. El inversor toma prestados los títulos de un accionista y los vende en el mercado con la expectativa de que la cotización va a bajar, bien porque ya ha subido mucho en bolsa, bien porque la coyuntura (por ejemplo, el descenso del precio las materias primas o la exposición a un área geográfica determinada) no acompaña. Si se cumplen sus expectativas y la acción cae, el inversor recompra los títulos más baratos en el mercado, los devuelve al propietario inicial, y se embolsa la diferencia entre la venta y la compra posterior. Pero si la estrategia falla y la cotización sube, se verá obligado a recomprar los títulos en el mercado más caros para devolverlos al prestamista, con la consiguiente pérdida, que dependerá del volumen de la subida. Abengoa ilustra un caso de ganancia en este tipo de estrategia. Cerró el martes a 0,91 euros por acción. Un inversor que hubiera realizado una estrategia de venta en corto a este precio de 2.000 acciones, por un total de 1.820 euros, y que hubiera recomprado las acciones tras el desplome del miércoles a 0,42 euros (por 840 euros) habría obtenido un beneficio de 980 euros. A esta cifra tendría que restar el tipo de interés que pagó al prestamista por los títulos.
¿Para qué sirven? Las posiciones cortas se han hecho famosas porque permiten ganar dinero con la caída de un valor en bolsa. Pero también son muy utilizadas como mecanismo de cobertura de una posición larga o alcista. Por lo tanto, sirven para proteger otra inversión. ¿Cómo? El mecanismo es muy similar al de un seguro de vivienda o de automóvil. Un inversor toma una posición corta para cubrir el riesgo de que su apuesta alcista falle. Permite compensar la caída de la acción comprada con la plusvalía generada con la venta de su posición corta. En este caso, la operativa no es especulativa, sino que por el contrario el objetivo es minimizar el riesgo de la inversión.
¿Quién opera con estas posiciones? Las posiciones cortas pueden ser interpuestas por todo tipo de inversores, desde los minoristas hasta los grandes inversores institucionales. Pero los grandes actores de esta operativa son los hedge fund, inversores muy sofisticados que detectan situaciones que pueden provocar caídas en el valor de los activos. Poseen potentes vehículos para jugar contra las cotizaciones de las acciones, las divisas o las materias primas.
Es una operativa de alto riesgo. La razón es que en una posición larga o alcista se puede perder el 100% de la inversión si el valor va hacia cero. Pero en una posición corta, la subida de la cotización es ilimitada.
¿Quiénes prestan las acciones? Los bancos depositarios de los títulos de los inversores son los principales prestamistas. Sólo hace falta que los accionistas les autoricen a prestar sus títulos a un tercero a cambio de un tipo de interés. El mínimo ronda el 2%, aunque puede llegar a ser muy superior según el valor y el número de títulos prestados. La cesión de los títulos es un buen negocio tanto para para inversores particulares como para los institucionales. Para los grandes fondos de inversión o de pensiones con participaciones estables en una empresa es una vía para aumentar su volumen de ingresos. Por lo tanto, las posiciones cortas dependen de que haya accionistas dispuestos a prestar sus títulos.
¿Marcan tendencia estas posiciones? Las subidas o bajadas de las posiciones cortas son un poderoso instrumento para anticiparse a la evolución de un valor a corto y medio plazo. No hay reglas fijas, porque una parte de las apuestas bajistas que se realizan son erróneas. Sin embargo, detrás de cada hedge fund que realiza una venta a corto o retira su posición corta en un valor hay un profundo trabajo de análisis. Estos inversores cuentan con potentes equipos que estudian al milímetro a las compañías.
¿Ángeles o demonios? Para algunos, los bajistas son puros especuladores que aprovechan los problemas de las compañías para apostar en contra y aumentan sus caídas. Para otros, dan liquidez y profundidad al mercado y amplían el abanico de estrategias. En agosto de 2011, la CNMV prohibió el uso de las posiciones cortas para limitar la especulación en los bancos en pleno desplome. La decisión fue controvertida y el propio supervisor admitiría después que la prohibición pudo generar algunos «efectos adversos» en la profundidad del mercado.