«Para los sabios y los grandes conocedores del mercado, pocos en ambos casos, hay una serie de episodios que los han estremecido en los últimos meses. Destaca, entre otros, la falta de liquidez en los mercados de renta fija, incluída la Deuda Soberana, y, en menor escala, en la renta variable, con destellos muy vivos de una volatilidad, que ha permanecido muchos años dormida, que no es lo mismo que muerta y enterrada, como creyeron muchos participantes en el mercado. El colapso, del que tanto hablan muchos, podría venir de este fenómeno ¿Y qué harían los bancos centrales entonces?¿Sacar, de nuevo, toda su artillería? Y si así fuera ¿sería suficiente? EL FMI es consciente de esta situación cuando dijo hace unas semanas que el escenario de tipos bajos ha soportado la liquidez del mercado; que los cambios en la estructura de mercado lleva a que la liquidez tienda a evaporarse en caso de shocks y que las autoridades deben evaluar este riesgo y prepararse ante una potencial futura normalización…»
El riesgo de liquidez y el de contrapartida, son las principales amenazas para un funcionamiento adecuado de los mercados. Y lamentablemente no son independientes: la desconfianza lleva a la iliquidez. El riesgo de liquidez puede valorarse en términos de poder comprar o vender una cantidad significativa de un activo financiero al precio adecuado en un corto espacio de tiempo. ¿Podríamos hacerlo en estos momentos?», dice uno de mis gurús favoritos, que a continuación repasa un análisis de José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, escrito en LACARTADELABOLSA:
La cuestión de fondo es muy similar a la que llevó a las autoridades monetarias a tomar medidas excepcionales hace siete años: crear mercado. Pero, la combinación de tipos de interés casi nulos, una base menos dispar entre los inversores y también la nueva regulación más restrictiva sobre la banca conlleva que el riesgo de liquidez sea un problema muy grave para el funcionamiento futuro de los mercados.
Vean ahora este gráfico…..
Con todo, la conclusión anterior no es algo nuevo que podamos ahora advertir. De hecho, todos los que trabajamos en el mercado hemos sido conscientes de que la liquidez, al final la normalidad del mercado, está a riesgo una vez que las medidas excepcionales y al límite en la política monetaria desaparezcan. Aunque esto ahora nos parezca muy lejano. O cada vez más lejano, como el debate actual sobre el inicio de la subida de tipos desde la Fed y el BOE.
Un problema de liquidez en el mercado se traduce en mayor volatilidad y sobrereacciones, al alza y a la baja, en los precios de los activos financieros. Una baja liquidez puede acentuar la distorsión del mercado, afectando de forma negativa a la asignación eficiente de recursos. Y el impacto en la economía real puede ser importante. De hecho, la liquidez es también imprescindible con el objetivo último de estabilidad financiera. Es ciertamente llamativo que afirme lo anterior cuando parte de los problemas potenciales de liquidez proceden de la actuación de la política monetaria para lograr unas condiciones financieras favorables.
Economía, política monetaria, tecnología y regulación; estas son las cuatro patas sobre las que se asienta la liquidez en los mercados. Naturalmente, el apetito por el riesgo (en principio, la economía) parece ser la preponderante. Pero, como he dicho antes, la política monetaria expansiva al límite ha llevado a asumir riesgos (apalancamiento) que pueden llegar a ser excesivos ante un deterioro de las perspectivas. O simplemente por un shock externo. La tecnología facilita la liquidez pero se puede convertir también en un factor que acentúe el mal funcionamiento del mercado. Y la regulación, poco más que añadir que no sepan.
http://www.imf.org/external/pubs/ft/survey/so/2015/POL092915A.htm
Moisés Romero
Fuente: La Carta de la Bolsa