Existe una multitud de productos financieros que permiten a los particulares adoptar posiciones “cortas” en cualquier tipo de mercado financiero para arrancar un buen pellizco a los mercados bajistas. Para ello hay unas cartas para ganar en este tipo de mercado. Entre ellos destacan los futuros y opciones, los contratos por diferencias, ETFs, ventas a crédito y los warrants.
Futuros y opciones.- El contrato de futuros que es un acuerdo que obliga a las partes contratantes a comprar o vender un número determinado de bienes o valores (activo subyacente) en una fecha futura y determinada y con un precio establecido de antemano. El comprador o vendedor no paga ni recibe “nada” por la operación realizada, pero deposita una garantía por la posición abierta. El riesgo en el que incurrimos, al igual que las posibles ganancias que se obtengan, son ilimitados, explican desde Interdin.
En el caso de la formalización de un contrato de opciones el comprador paga una prima, limitando su pérdida a la prima pagada. Si se trata de una opción vendida, el riesgo asumido es ilimitado, y el beneficio que obtendremos será el ingreso de la prima vendida.
Un inversor particular tiene abiertas las puertas para realizar contratos de futuros y opciones sobre cualquier subyacente. Las posibilidades van desde las más generales sobre índices bursátiles y acciones, (en ambos casos nacionales e internacionales), hasta sobre subyacentes de renta fija como el bund, sobre materias primas energéticas como el petróleo y el gas natural, sobre metales como el oro o la plata, y sobre divisas.
CFDs.- Por su sencillez de operativa, flexibilidad, funcionamiento y también por precio, los “contratos por diferencias”, los CFDs, son una excelente opción para los inversores particulares, aseguran en Interdín.
Un CFD es un contrato en el que se liquida diariamente, al final de la sesión, la diferencia entre el precio de apertura (compra/venta) y el de cierre (venta/compra) de un determinado activo financiero. El resultado será el beneficio o la pérdida del contratante. “Este producto ofrece una serie de importantes ventajas al ser utilizado para invertir en acciones, frente a la tradicional operatoria de compra-venta de los valores bursátiles”.
En primer lugar, los contratos por diferencias son un producto apalancado, lo que significa que el inversor deberá desembolsar un porcentaje del valor total de la compra (por ejemplo, un 10% de la inversión).
En segundo lugar, el inversor puede beneficiarse no sólo de las subidas de los mercados, sino también de sus descensos. Si el inversor está acostumbrado a invertir únicamente en acciones, la operativa es muy sencilla, ya que se trata, simplemente, de introducir una operación de venta, sin importar que no se haya comprado antes. Cuando se compre la posición, se liquidará la diferencia entre el precio de venta y el precio de compra.
La tercera ventaja es la transparencia. La operativa con CFDs provoca una operación real en la Bolsa, y la profundidad de mercado que se utiliza para contratar es la misma que para la negociación en acciones. El cliente puede ver sus órdenes y ejecuciones en el ticker de la Bolsa. Al introducir una orden de CFDs, ésta irá directamente al mercado a nombre del emisor, que convierte la operación en liquidaciones por diferencias. Los CFDs permiten la posibilidad de operar con órdenes de stop loss.
La cuarta ventaja está en la liquidez, ya que los CFDs liquidan diariamente, frente a la operativa con acciones donde las liquidaciones se producen en dos o tres días.
Ventas a crédito.- Con esta operativa –también conocida como “tomar posiciones cortas”- el inversor pretende arrancar ganancias en un mercado bajista. Su operativa es sencilla. Quien apuesta a la baja por una compañía toma prestadas acciones y las vende. Al cabo de un tiempo, las recompra para devolverlas al prestador. Si como preveía, los títulos de la compañía han caído, el prestatario se embolsará la diferencia (una vez descontado el coste de alquilar las acciones).
ETFs.- Los ETFs son las siglas en inglés de los “Exchange Traded Funds”, fondos cotizados que se pueden negociar intradía en mercados de valores habituales de la misma manera que se negocian las acciones convencionales. Normalmente replican a un índice de referencia con el objeto de reproducir los resultados del mismo, pero también replican la evolución de sectores, de materias primas o de divisas.
Además, existen ETFs que replican los subyacentes de forma inversa, es decir, su valoración sube cuando su subyacente baja, con lo cual sería apropiado para nuestro objetivo de poder ponerse “corto”. Y, por supuesto, también han aparecido ETFs apalancados. La gama de estos productos es cada vez más amplia y accesible.
Warrants.- Otro de los productos derivados que se ha popularizado en los últimos años son los warrants, en sus diversas modalidades. Se trata de contratos a plazo, que emiten diferentes entidades y que dan a su titular el derecho, que no la obligación, a comprar o vender un activo financiero, (ya sea una acción, un índice, una materia prima, etc.), en una fecha futura a un precio establecido. En función del tipo de contrato emitido, permiten posicionarse al alza y a la baja. Al igual que los anteriores, se trata de productos apalancados, con lo cual las ganancias o las pérdidas pueden tener un efecto multiplicador muy importante.