En todas las economías del mundo, el entramado empresarial está formado por compañías de todos los tamaños: grandes, medianas, pequeñas, microempresas…, existiendo además distintas formas de medir la dimensión económica de las sociedades. La capitalización bursátil es precisamente una manera de cuantificar la magnitud de una empresa en su contexto de mercado.
Podríamos traducir la capitalización bursátil como el valor total de una empresa en el mercado, y la forma de hacer el cálculo es multiplicando el número total de acciones en circulación que tiene la empresa por su valor unitario. La cifra resultante es el precio por el que podríamos adquirir la totalidad de esas acciones, con todos sus activos, si tuviéramos el dinero suficiente para hacer frente al pago. Pero mejor ilustrarlo con un ejemplo.
Supongamos que la sociedad EJEMPLO, S.A. tiene un capital compuesto por un total de 15.000.000 de acciones, que son todas iguales y por tanto tienen el mismo valor, concretamente de 40 euros cada una en el momento del cálculo. El resultado que obtenemos es que la empresa EJEMPLO, S.A. tiene un valor en bolsa de 600.000.000 euros (15.000.000 de acciones x 40 euros cada acción).
Aunque una empresa no tiene por qué ser mejor que otra solo teniendo en cuenta su tamaño, es cierto que las empresas con una capitalización alta pueden tener algunas ventajas, como una mayor liquidez o la probabilidad de que inversores de un cierto tamaño se interesen en ellas (esto también puede ocurrir con empresas más pequeñas, pero no es menos cierto que un inversor que tenga una cantidad elevada para invertir puede mostrarse más reticente a entrar en una empresa con menos liquidez).
La capitalización bursátil no es un valor fijo o que se mantenga en el tiempo, sino que en realidad cambia tanto como lo hacen los precios de sus acciones. Podríamos decir, pues, que una empresa tiene “dos valores”: uno es el real, el que resultaría si en ese momento procediéramos a la liquidación del negocio. El segundo es el que vendría reflejado por esa capitalización bursátil, en el que entran en juego un mayor número de factores: perspectivas para la compañía, situación económica general….. Así, el primer valor es “lo que es” la empresa, mientras que el segundo se parece más a lo “el mercado percibe” de la misma.
En función de cuál sea el resultado de la valoración de mercado de las empresas se pueden encuadrar a nivel internacional en seis categorías distintas según su tamaño:
– Nano Caps: menos de 50 millones de dólares
– Micro Caps: entre 50 y 250 millones de dólares
– Small Caps: entre 250 y 2.000 millones de dólares
– Medium Caps: entre 2.000 millones y 10.000 millones de dólares
– Large Caps: más de 10.000 millones de dólares
– Mega Caps: más de 200.000 millones de dólares
Por ejemplo, dentro del IBEX 35 las 16 primeras empresas entran dentro de las Large Caps, pero entre el top 5 nos encontramos con empresas de renombre con capitalizaciones muy a tener en cuenta:
– Banco Santander: 88.300 millones de euros
– Inditex: 82.230 millones de euros
– Telefónica: 61.429 millones de euros
– BBVA: 52.601 millones de euros
– Iberdrola: 36.766 millones de euros
En nuestro mercado doméstico, la capitalización se utiliza para la configuración de distintos selectivos. Obviamente el de referencia y más conocido es el IBEX 35, pero hay otros: el IBEX Medium Cap (IBEXC) para las siguientes 20 sociedades más grandes después de las del IBEX 35 y el IBEX Smal Cap (IBEXS) para las 30 posteriores.