Es el mantra del momento en el mundo del ahorro y la inversión: si un ahorrador quiere sacar rendimiento a su dinero, no le queda otro remedio que asumir riesgos. A esta afirmación le acompaña otra: entre las alternativas existentes, la bolsa es la que promete unos mayores rendimientos. Ahora bien, antes de lanzarse a hacerlo sin más, conviene tener presente un decálogo básico.
1. Si se le llama renta variable… es por algo. En ocasiones se olvida que invertir en bolsa es sinónimo de invertir en renta variable. Y que si se llama renta variable es porque la rentabilidad varía. Y esa variación puede ser al alza -que suba el precio de los títulos- o a la baja -que se reduzca-. Por tanto, como no se puede saber exactamente qué van a hacer las acciones en las que se hemos invertido, en el momento en el que se realiza la inversión se desconoce la rentabilidad final que se puede obtener, de ahí que se hable de renta variable -rentabilidad variable-. Conviene tenerlo muy presente antes de lanzarse a la bolsa, porque eso se traduce en que con la renta variable se puede ganar dinero… pero también perderlo. Si siempre es cierto que a mayor rentabilidad, mayor riesgo, en la bolsa existe la promesa de una alta rentabilidad y junto a ella el peligro de una pérdida igualmente elevada.
El principio universal de que ‘a mayor rentabilidad, mayor riesgo’ se muestra en toda su dimensión en la bolsa
2. El dinero que no haga falta mañana. Es una de las máximas básicas. Y que todos los expertos recomiendan: sólo hay que invertir en bolsa aquel dinero que no se vaya a necesitar a corto plazo. Aunque las acciones son más fáciles de comprar y vender que otros activos financieros, si nos vemos obligados a vender porque necesitamos ese dinero, puede ocurrir que el precio sea inferior al pagado cuando se compraron, con lo que se incurriría en una pérdida y a lo peor no se reúne el dinero previsto. Como establece uno de los aforismos bursátiles más clásicos, quien vende por necesidad, pierde por obligación.
3. ¿Cómo puedo ganar dinero? Habitualmente, hay dos vías. La primera, comprar acciones de una compañía y que su precio suba para poder venderlas a una cotización mayor, con la ganancia -plusvalía- correspondiente para el bolsillo. Y la segunda, por los dividendos, es decir, la parte de los beneficios que las empresas reparten entre sus accionistas. Puede haber otros caminos, como la venta de derechos en las ampliaciones de capital, las acciones que se dan en una ampliación de capital liberada o las remuneraciones por la asistencia a las juntas de accionistas, pero son menos comunes.
4. ¿Todas las cotizadas pagan dividendos? No. No tienen obligación de pagarlos. En caso de que la empresa en la que hemos invertido sí reparta dividendos, hay que tener en cuenta varios asuntos. El primero, que el día en que se repartan se descontará de la cotización; si nuestra acción cotiza a 10 euros y se entrega un dividendo de 1 euros, la cotización pasará a 9 euros, sin que eso implique hayamos perdido ese dinero, porque ese euro estará en nuestro bolsillo. Y el segundo, que en los últimos años se ha puesto de moda entre las cotizadas españolas una variante: el scrip dividend o dividendo elección, mediante el que las compañías ofrecen a los inversores la posibilidad de cobrar los dividendos en efectivo -dinero- o en acciones.
5. ¿Me haré rico con la bolsa? Invertir en bolsa no es como jugar una lotería. Aquí una apuesta de 1 o 2 euros no se traducirá en premios millonarios, por lo no hay que engañarse ni hacerse falsas expectativas, porque de lo contrario su inversión estará fallando desde la base al esperar algo que no es real. La renta variable es una opción adicional que tiene a su disposición para intentar sacar un rendimiento extra a sus ahorros; como tiene más riesgo que los depósitos, también se puede ganar más dinero con ella. Pero ya está. Es decir, difícilmente 5.000, 10.000 o 20.000 euros se convertirán en 1, 2 o 3 millones de la noche a la mañana. Con dinero, tiempo, acierto y disciplina el premio puede crecer, pero en el parqué no hay pócimas mágicas para hacerse rico a corto plazo.
6. Asesoramiento y documentación de verdad, no de barra de bar. Si queremos invertir en bolsa y precisamos asesoramiento, no hay que olvidar que existen profesionales que se dedican precisamente a eso y que también tenemos a nuestra disposición libros y manuales en los que documentarnos. Y que hay páginas web, como la de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) o la de Bolsas y Mercados Españoles (BME) en las que se ofrecen guías básicas para conocer mejor el mundo de la inversión en bolsa y familiarizarse con conceptos tan importantes como el de liquidez -facilidad de comprar y vender una acción: a mayor liquidez, mejor es un valor- o diversificación -no poner todo el dinero en una sola acción-. Debemos pensar que es nuestro dinero, y que precisamente por eso merece todo el respeto y un esfuerzo de documentación y preparación. Si delegamos la decisión de inversión completamente en el criterio de otros, estaremos desatendiendo nuestro dinero. Sobre todo, porque las experiencias o los trucos de otros -amigos, familiares o vecinos- no tienen por qué ser válidos para nosotros.
7. Seguimiento y disciplina. Si decidimos invertir en bolsa, debemos hacer un seguimiento de las acciones, marcarse unos objetivos y actuar con disciplina. Es decir, si compramos unos títulos, deberíamos marcarnos cuánto toleraríamos perder y obligarnos a vender a ese precio y cuánto aspiramos a ganar y vender a ese precio. En este sentido, uno de los aforismos bursátiles más famosos establece que el último euro que lo gane otro; es decir, cuidado con la avaricia.
8. ¿Puedo comprar y vender directamente? No. siempre necesitaremos un intermediario. Es decir, tendremos que ser clientes de un intermediario financiero -si nuestra entidad bancaria lo es, pedir acceso en su plataforma para comprar y vender acciones- y pagar las comisiones correspondientes por el uso de de ese servicio, que ahora es más accesible porque se ofrece una plataforma por Internet para poder operar. En España, las comisiones que se cobran son libres y dependen de cada intermediario, por lo que deberemos mirar antes qué comisiones nos aplicarán y cuánto nos cobrarán por ellas.
9. Sin olvidarse de Hacienda… Por supuesto, tampoco hay que olvidar que tras vender las acciones -solo cuando se hayan vendido- habrá que pasar por Hacienda. Cuando se ha ganado dinero -plusvalías- con una inversión mantenida durante más de un año, se considerará una ganancia de patrimonio, no sujetas a retención, y con un gravamen del 21% si se han ganado hasta 6.000 euros; del 25% si las ganancias se mueven entre 6.000 y 24.000 euros; y del 27% a partir de 24.000 euros. Si las plusvalías se han generado en un año o menos, se sumarán a las rentas obtenidas por el trabajo y tributará al tipo marginal que le corresponda. Si en vez de tener ganancias se sufren pérdidas -minusvalías-, se podrán compensar con las ganancias generadas en el mismo periodo -menos de un año o más de un año- siempre que durante los dos meses previos y los dos posteriores se hayan comprado valores idénticos -norma antiaplicación-.
Por supuesto, los dividendos también tributan. Eso sí, los primeros 1.500 euros están exentos de pasar por el fisco. A partir de ahí, hasta 6.000 euros pagan un 21%; desde 6.000 euros, un 25%; y a partir de 24.000 euros, un 27%. A los dividendos se les aplica una retención del 21%. Hay otro matiz: si se compran y se venden las accionistas en los dos meses previos o posteriores al pago de la retribución no se aplicará la exensión de los 1.500 euros.
10. Siempre le queda la opción indirecta. Si tras los consejos anteriores -y otros muchos que también existen- seguimos sin tenerlo claro, no hay que olvidar que nos queda otra opción: la inversión en bolsa de forma indirecta. Es decir, a través de fondos de inversión que son gestionados por profesionales. No solo ofrecen esta profesionalidad -ojo, no infalibilidad, porque si invierten en renta variable o incluso en renta fija no tienen asegurada la rentabilidad por muy profesionales que sean-, sino que también permiten diversificar la cartera -un fondo invierte en varias acciones a la vez, por lo que no están todos los huevos en la misma cesta- con una única inversión por parte del ahorrador.
carlos espin dice
Hola:
Desde este año ya tributan hasta los primeros 1500 por dividendos.
Otra precaucion: Estar al dia de los cambios fiscales.
Un saludo.