Siempre hemos escuchado por activo y por pasivo que a la hora de invertir en bolsa hay que dejar las emociones a un lado. Dicho así, suena bien, de fácil ejecución, pero cuando estamos invirtiendo nuestro dinero, el cerebro juega malas pasadas, las cuales nos hacen de dejar de ganar más o en el peor de los casos perder parte de nuestro capital. Evidentemente, un ciudadano de a pie que quiere convertirse en inversor o especulador, tiene que probar unos meses en una cuenta demo y después pasar a la acción con su dinero. Y aquí vienen los problemas…
Hay una estadística en bolsa que dice que el 90% de los inversores pierden dinero. Yo, particularmente, no lo creo. ¿Y por qué no lo creo?, pues porque haciendo las cosas bien y con calma, pensando muy bien dónde invertir, en qué acciones apostar, y elegir el momento, puede llevarnos a ganar un dinero que a fin de cuentas es lo que todos buscamos a la hora de invertir en bolsa. Desde luego, no quiero llevar a nadie a engaño, y que leyendo estas líneas piense y crea que invertir en bolsa es un camino fácil. De eso nada, requiere un duro trabajo y sobre todo mucha constancia, y me da igual que sea para invertir a corto, medio o largo plazo. Todo en la vida requiere de un esfuerzo, y en bolsa no iba a ser menos…
Uno de los mayores errores de los inversores es no seguir la tendencia. En bolsa hay que valorar la apuesta a la que estamos dispuesto a invertir, considerando a su vez el movimiento del resto de inversores, ya que el mercado es irracional y nada nos garantiza que nuestra operación vaya a tener éxito. ¿Por qué nos sentimos mal cuando cerramos una operación en negativo? La respuesta es fácil: a nadie le gusta perder, y menos su dinero. Sin embargo, cuando tengamos una pérdida hay que pararse un momento y analizar qué se ha hecho mal para no volver a caer en el mismo error. Un consejo, el cual yo recomiendo a pesar de llevar un gasto de tiempo, es hacernos con una libreta y anotar en ella cada operación que hacemos en el mercado: por qué realizamos esa operación, dónde ponemos el stos de pérdidas, porque elegimos tal acción o tal activo, en que precio salir de la operación… y cosas del estilo que cada uno vea necesario a su perfil de inversor. Y creer, amigos lectores, que este procedimiento es muy útil a la hora de detectar fallos en nuestra estrategia…
Otra de las cosas que me llama la atención es que los inversores, entre los que me incluyo, preferimos, aunque pueda parecer una contradicción con lo expuesto hasta ahora, evitar pérdidas a generar plusvalías adicionales. Me explico: duele más una pérdida que un beneficio equivalente…, por ejemplo: “prefiero no perder 50€ antes que ganarlos, y esto en sí ya es asimétrico a la hora de tomar una decisión a la hora de invertir en bolsa. Otra frase célebre es: “cortar las pérdidas y dejar correr las ganancias“. ¿Por qué la mayoría de inversores no son fieles a esta frase y con cierta rapidez cortan las ganancias y dejan correr las pérdidas? Por puro miedo. Es como si el dinero nos quemara en las manos. Miedo a que el mercado se de la vuelta y nos arrastre a perder lo ganado… ¿Y por que aguantamos una posición en pérdida? Por la sencilla razón de que no queremos asumir una pérdida, y esto se llama MIEDO AL FRACASO. Es así de sencillo, pero muchas veces hay que perder para ganar, tengamos este concepto muy presente.
Otro de los factores que entran en juego, desde mi punto de vista, en las emociones a la hora de invertir en bolsa es el exceso de confianza. Me explico en pocas líneas, ya que a mi me ha ocurrido, y por eso doy fe de ello. Cuando encadenamos una serie de operaciones buenas, en las que la plusvalías son mayores a las minusvalías, ya nos creemos que lo sabemos todo de bolsa, que nada puede con nosotros, que nuestra estrategia es infalible, y hasta llegamos a pensar que somos capaces de batir al mercado. CRASO ERROR. Cuando nos mueve un exceso de confianza nos olvidamos de todo lo que hemos analizado anteriormente, nos olvidamos de que hay que estar atentos al mercado ya que éste es irracional, y lo que es más importante: nos olvidamos de que hay que tener una pizca de miedo y valorar muy bien cuándo entrar a mercado y en qué acciones apostar nuestro dinero. Tengamos esto muy presente, un exceso de confianza también puede llevarnos a quedarnos con nuestra cuenta muy mermada…