La orden ha de comunicarse con toda claridad a su intermediario cuándo desea que se ejecute su orden de compra o venta.
El intermediario siempre realiza los mandatos con la máxima premura, cumpliendo a rajatabla los plazos fijados por sus clientes.
1) Sin criterio
Si usted, el inversor, no ha transmitido a su intermediario ninguna criterio especial acerca del plazo de ejecución de su orden, este profesional puede optar por esperar, siempre que considere que obtendrá mayor beneficio para su cliente.
Si la espera reporta pérdidas al inversor, el intermediario debe asumir la responsabilidad. En definitiva, el profesional tiene autonomía para actuar, pero responde por ella.
2) Con criterio
El cliente puede optar por manifestar expresamente algún criterio especial acerca del momento en que desea que se lleve a cabo la orden.
En estos casos concretos, el intermediario se debe limitar a cumplir este mandato, independientemente de que piense que es contrario a las previsiones.
La responsabilidad de los resultados que se obtengan en esta operación recae exclusivamente en el propio cliente.
3) A veces se gana
En el mercado de valores, las apuestas pueden dar buenos resultados, y éstos están en la mayoría de las ocasiones relacionados con el tiempo que se emplea para ejecutar las órdenes.
Un cliente comunica a su intermediario la orden de comprar 2.000 acciones a 20 Euros, sin indicar cuándo. El intermediario apuesta por que los precios van a bajar. Con esta previsión, espera unas horas para realizar la operación. Efectivamente, la cotización de esos títulos experimenta el descenso previsto. Al final, consigue comprar a 15 Euros, y facilita al cliente un ahorro de 5 euros por cada acción.
Si tenía pensado invertir 30.000 Euros, ha conseguido los mismos títulos a 20.000 Euros. Su cliente contará con 10.000 Euros que no esperaba.
4) Títulos negociados
En el ejemplo de la ilustración, se aprecia el apartado de volumen de títulos, que se refiere a la cantidad de acciones que han cambiado de mano a lo largo de una jornada bursátil. Es decir, Telefónica (TEF) ha contratado 1.319.434 títulos hasta ese momento.
Con este dato, el intermediario informa al cliente del interés del mercado por los valores requeridos. Un alto volumen negociado puede ser síntoma de que algo se mueve en la empresa.
5) A veces se pierde
En otras ocasiones, la espera no da tan buenos resultados. Se puede dar el caso de que el cliente ordena a su intermediario la orden de comprar 1.000 títulos de un valor. Su precio en el mercado es en ese momento de 25 Euros.
El intermediario maneja un análisis que señala que los precios de estas acciones pueden experimentar un importante repunte, ejecuta rápidamente la operación, pues está convencido de que sólo horas después la cotización será superior a las 30 Euros.
La realidad le contradice, y al cabo de una hora las acciones bajan a 20 Euros. El cliente pudo ahorrase 5 Euros por acción. En total, la decisión del intermediario ha supuesto para el inversor perder 5.000 Euros, que pudo haber conservado.