Cualquier persona puede invertir en Bolsa, aunque no todas buscan los mismos objetivos ni acceden al mercado por las mismas vías.
La Bolsa ofrece diferentes productos para cada tipo de inversor. Pueden invertir tanto los pequeños inversores, cuyo objetivo es obtener una ganancia de sus ahorros, como las grandes empresas, que utilizan la Bolsa para controlar estratégicamente otras empresas.
1) Pequeños inversores
Son pequeños inversores todas aquellas personas que, una vez cubiertas sus necesidades básicas de vida, quieren obtener una ganancia adicional del dinero que les sobra, es decir, del ahorro.
El pequeño inversor puede elegir entre diversas opciones para colocar sus ahorros, desde la apertura de una libreta de ahorros en una entidad bancaria hasta la orden de compra de unas determinadas acciones en Bolsa.
Los ahorradores que escogen la segunda opción (colocar sus ahorros en Bolsa) no suelen ir por libre en el mercado de valores: el pequeño inversor tiende a asociarse a grandes grupos de ahorradores para pagar a un «tercero» que les invierta sus ahorros.
2) Inversores institucionales
Los inversores institucionales mueven grandes cifras de dinero en la Bolsa, hasta el punto de ser ellos, prácticamente, los auténticos «dueños del mercado».
Son inversores institucionales las grandes empresas, los bancos y cajas de ahorro, los intermediarios, las grandes fortunas, las compañías de seguros o los fondos de inversión.
El inversor institucional compra y vende a gran escala y, a través de su inversión en Bolsa, define su propia estrategia en el mercado. Las decisiones de estos inversores, y su correspondiente reflejo en la Bolsa, pueden influir en la marcha de un sector económico determinado o, incluso, en el precio de una moneda nacional.