Una OPA es una Oferta Pública de Adquisición sobre una empresa cotizada. Es una oferta que hace una empresa o persona física a los accionistas de la firma que tiene intención de comprar. Puede ser o no sobre el 100%. Esa oferta fija un precio de OPA que los accionistas pueden aceptar o no. Si no la aceptan mantendrían las acciones y seguirían siendo accionistas de la compañía. La OPA es obligatoria para el que lanza la oferta cuando quiere comprar toda la empresa o superar el porcentaje marcado por ley.
Pueden darse dos circunstancias en las OPA que no sean de exclusión. Si la aceptación de la OPA es mayoritaria (el 95% de los accionistas o más) y el comprador se hace con ese altísimo porcentaje del capital, lo mejor sería acudir a la OPA, sobre todo si tras la OPA la empresa deja de cotizar en Bolsa. Se reduce la liquidez y el potencial de revalorización, la firma estará muy controlada por el nuevo dueño.
Si la OPA se lanza sobre un porcentaje reducido y la empresa sigue en Bolsa, se podría seguir con las acciones, aunque se reduce la liquidez, puesto que hay menos títulos en el mercado, pero también un gran accionista que da estabilidad
Por último la OPA de exclusión. Esta se debe aceptar en el 99,9% de los casos, dado que los inconvenientes de no acudir son numerosos. Significa una oferta de adquisición de una persona o empresa, con la intención de retirar la firma de la Bolsa, con lo que el seguimiento de la empresa y de lograr información es mucho más limitado. Al dejar de cotizar el inversor o accionista ya no puede vender sus títulos en el mercado, solo puede hacerlo a algún inversor o accionista mediante contrato privado y al precio que ofrezca el comprador, normalmente inferior al valor que tenía antes de dejar de cotizar, y las comisiones de mantenimiento o custodia que cobra el banco o broker por tener las acciones se pueden multiplicar.
¿Qué es una OPV?
Una OPV es una Oferta Pública de Venta de cualquier activo financiero por parte de una empresa (acciones, obligaciones, pagarés…), que están sujetos a una cotización en un mercado secundario de valores y dirigida al público en general.
El más habitual es la oferta pública de venta de acciones, una operación que realizan las empresas antes de su salida a Bolsa con el objetivo de colocar sus acciones en el mercado bursátil. Es decir no se crean nuevas acciones, sino que un cierto número de ellas se pone a disposición del público en general. Podríamos diferenciar 2 tipos de OPV. Una OPV de acciones que no cotizaban y que quieren colocar a inversores por primera vez tras realizar una solicitud de admisión a cotización y una OPV de acciones cotizadas, de empresas que ya cotizaban en bolsa pero en el que uno o varios accionistas mayoritarios quieren desprenderse de las acciones.
EL procedimiento para una OPV comienza con el registro en la CNMV de un folleto informativo, en el que se informa a los inversores de las características de la OPV, dirigido a potenciales inversores en la empresa.
El proceso de una OPV suele seguir un desarrollo temporal determinado, con períodos establecidos para conocer la demanda potencial de esas acciones, fijación del precio y recepción de las solicitudes de compra. Si las solicitudes superan al número de acciones que se ofrecen, se adjudican con prorrateo, pudiendo utilizarse diferentes fórmulas. Pueden estar limitadas a un número máximo de acciones por inversor.
Hay un tramo minorista reservado a pequeños inversores y un tramo mayorista, a disposición de inversores institucionales y cualificados. El precio del tramo mayorista y el de minorista no tienen por qué coincidir. El inversor minoritario que desea invertir debería acudir a través de las entidades bancarias que trabajen como colocadoras de esa OPV y comprobar la horquilla de precios de salida y el descuento sobre la valoración real, para estudiar si decide o no acudir a esa OPV. Si decide acudir tiene un plazo en el que se puede renunciar si se arrepiente de la decisión; por ejemplo cuando la empresa dije el precio definitivo de salida a bolsa.
Durante el período de suscripción la empresa puede modificar el precio de salida a bolsa. Si lo sube es que la demanda es muy alta pero si lo baja es mala señal y se prevé que no cubre la expectativa inicial y se ven obligados a bajar el precio. También es peligroso que se suba demasiado el precio de salida, pues limita su potencial o recorrido al alza en su estreno bursátil.
¿Cuándo acudir a una OPV? Deberíamos acudir solo si pensamos que se va a revalorizar mucho en el estreno, dado que si no podemos comprar acciones en el mercado el mismo día de salida sin necesidad de acudir a la OPV. El historial de las últimas salidas a bolsa y el momento de mercado pueden ayudar a tomar una decisión. En época de bonanza, las OPVS suelen ser un éxito, mientras que en momentos de caídas de bolsa y miedo en los mercados, suelen ser un fracaso.
Una de las más exitosas fue en mayo de 2011 la OPV de Linkedin (que previamente había subido un 30% su precio de salida), se revalorizaba un 147%.
Además de poder estudiar la compañía y algunos de sus ratios; la clave para intuir si puede ser un éxito la OPV o un fracaso está en las condiciones de la OPV. Cuantas más trabas al pequeño inversor mejor suele ser la OPV. Si la demanda es muy alta sin grandes campañas publicitarias dirigidas a pequeños inversores buena señal. Si la compañía para captar inversores necesita grandes campañas dirigidas al gran público mala señal; y es que las grandes oportunidades no se suelen ofrecer masivamente al gran público.
David Galán – Bolsageneral