Cuando analizamos los gráficos que se van generando en los charts de los mercados, hay un patrón que se suele repetir con bastante frecuencia y que, por tanto, deberíamos conocer en detalle para no dejarnos sorprender por su comportamiento. Se trata de la figura chartista de la Cuña.
La Cuña suele ser una figura de cambio de la tendencia de fondo. Es decir, que la cotización, tras estar inmersa en la misma durante cierto período de tiempo, finalmente se decantará por romper el lado de la cuña que haga que la tendencia resultante sea opuesta a la tendencia previa del mercado. El objetivo, desde el punto de ruptura, debería ser igual a la altura máxima de la cuña (el punto más ancho de la cuña).
Dicho esto, hay que especificar que, cuando estemos explorando los gráficos, nos podemos encontrar varios tipos de cuñas. Son los siguientes:
1) Cuña Ascendente: en este tipo, la cuña está enmarcada por dos directrices alcistas, una superior y otra inferior. De esta forma, la cotización va dejando siempre mínimos relativos ascendentes. Esta figura suele producirse en tendencias alcistas y lo normal es que finalice con una ruptura a la baja de la línea de tendencia inferior.
2) Cuña Descendente: en este tipo, la cuña está delimitada por dos directrices bajistas, una superior y otra inferior. De esta forma, la cotización va dejando siempre máximos relativos descendentes. Esta figura suele producirse en tendencias bajistas y lo normal es que finalice con una ruptura al alza de la línea de tendencia superior.
En líneas generales, estas son las variantes que nos podemos encontrar en una Cuña. La idea es tratar de aprovecharnos de las ventajas estadísticas que ofrecen y tratar de incluir la operativa en nuestro trading diario. Seguro que así podemos arañar algunos puntos porcentuales adicionales para nuestra cuenta.
Pues nada, esperamos que algo de lo explicado aquí os sea de utilidad y os permita mejorar vuestros resultados, tanto técnicos como económicos.
Fuente: Tambolsa