Para muchos inversores, el equipo que ponga en marcha tu idea es tan importante como la idea misma. Por eso hay determinados perfiles con los que no deben asociarte y que has de evitar desde el principio.
Es una de las grandes decisiones que has de tomar cuando pones en marcha un nuevo negocio. Tus socios, colaboradores y empleados son un apoyo demasiado importante. Y esa elección no puede hacerse a la ligera.
Los males que tienen que ver con tu equipo afectarán gravemente a la gestión de tu compañía; por eso resulta fundamental que sepas contratar, ya que los primeros veinte empleados que fiches serán determinantes para el futuro del negocio que acabas de crear.
Deberías seguir el lema «contrata despacio y despide deprisa», y evitar que tu falta de previsión provoque escasez de personal cualificado, porque tu start up no puede quedar a merced de ritmos asfixiantes y empleados en estado de tensión permanente por la sobrevaloración de capacidades. Si es así, llegarán inevitablemente el absentismo, las bajas por estrés o el mal ambiente de trabajo.
Los primeros veinte empleados que fiches determinarán el futuro de tu nueva compañía
Cuando tu propósito como compañía es crear algo que antes no existía, eso empapa toda la cultura de la organización. Pero sin un equipo adecuado resulta imposible. Algunos empleados tóxicos pueden arruinar tu proyecto:
* Si quieres mantener el espíritu de start up de los primeros tiempos y estás acostumbrado a la velocidad, a la agilidad, a nuevos ritmos de trabajo, flexibilidad, a una organización horizontal y colaborativa, a la energía y a la pasión, el primero de los compañeros de viaje no deseados es el apático. Aquél que ni siente ni padece, a quien no le importa nada. Frente a estos zombies de oficina, rodéate de colaboradores que tengan planes ambiciosos y que persigan grandes objetivos. Incluso si éstos son diferentes a los tuyos, debes fomentar su energía y alimentarte de ella.
Los vagos nunca quieren estar cerca de la acción, que resulta básica en tu nueva compañía
* Tampoco te conviene el extremo que suponen aquellos que dedican muchas horas –quizá demasiadas– pero no llegan, ni obtienen resultados. Son empleados sinceros, pero totalmente incapaces de realizar el trabajo que les ha sido encomendado y que resulta necesario para que la compañía funcione. Este tipo de empleados nunca merece tu desprecio, pero sí que les plantees abiertamente su situación. Y que tomes medidas inmediatamente.
* En esta línea están aquellos que también trabajan duramente, con gran dedicación, pero son incapaces de integrarse en la cultura de la compañía. En el caso de una start up, esta incapacidad resulta fatal.
* Otra de las conductas más irritantes es la vagancia y el escaqueo, que perjudica al grupo. Se trata de empleados que, simplemente, no están. No son partidarios de aportar ideas, básicamente para no tener que ejecutarlas. Nunca se encuentran cerca de la acción –básica en tu start up– y menos aún de la decisión. Su habilidad está en hacer lo justo para que nadie pueda recriminarles, pero aportan el mínimo necesario. En las empresas «tradicionales», este tipo de empleados sobrevive una y otra vez a los ajustes de plantilla y a los recortes, porque son verdaderos maestros en el arte de encontrar protección y justificación en jefes mediocres que no saben lo que pasa en su propia organización. Como emprendedor responsable de tu nueva compañía debes evitar todo esto.
* El perfil egocéntrico es el que nunca tiene en cuenta a los demás. Si es posible, párale los pies. Tampoco te conviene lidiar con aquellos que todo lo saben. No es bueno prestarles demasiada atención y tampoco alabar su fingida sabiduría.
* Otra especie laboral que prospera en los ambientes corporativos es el chismoso. Junto con los creadores de rumores, se encuentran entre los peores compañeros de viaje para tu start up. Una organización con cero rumor es prácticamente imposible, y el chisme negativo y falso resulta muy pernicioso. Pero debes tener en cuenta que si éstos se producen es porque ocupan el lugar que no cubre la información «oficial». Ésa es una señal evidente de que no eres el líder que comunica. Procura escuchar las opiniones y preocúpate de la satisfacción de tus colaboradores.
* Los ladrones de tiempo son otro miembro abyecto de la fauna profesional, y resultan especialmente molestos en una start up, ya que esta maneja plazos muy estrictos, con una mentalidad que hace hincapié en la acción y en el impacto.
* Evita al agobiado que no maneja el tiempo ni maneja su propio estrés, porque es un virus que puede contagiar su pésimo estado de ánimo al resto de la compañía. El efecto del cenizo que siempre lo ve todo mal quedaba diluido en los buenos tiempos por el clima de éxito general, pero ahora su influencia es aún más penosa. Y en tu start up es un profesional non grato.