Triple A, default, rebaja de rating, calificación, Moody´s, S&P, son sólo algunas de las palabras que han comenzado a copar las conversaciones mundanas. El `rating´de un país se ha convertido en una cuestión de Estado, pero hay muchas curiosidades que rodean a las agencias. ¿Cuándo se le comunica a un país que va a sufrir una rebaja de nota? ¿Es obligatorio tener calificación? ¿Puede una empresa tener mayor rating que la deuda de su país?
Las agencias de rating se han convertido en las grandes apestadas de la crisis de deuda europea. Se les acusa de interesadas, de haber errado con las hipotecas subprime, de no tener credibilidad, etc. Pero hasta el momento, es la única forma que tienen los inversores de saber, con rigor, qué probabilidad tendrán de recuperar su inversión: tanto en deuda nacional como en deuda corporativa.
El mundo de las compañías calificadoras es más complejo de lo que a simple vista puede parecer y los entresijos del mundo de los ratings son inabarcables. Recientemente, un polémico analista aseguraba que “Goldman Sachs controla el mundo”, pero agencias como S&P, Moody´s o Fitch también tienen un poder muy relevante y algunas curiosidades que la mayoría de la gente desconoce.
¿Con cuánto tiempo de antelación sabe un país que le van a bajar el rating?
Tanto a un país como a una compañía, por imposición de la Comisión Europea, se les comunica con 12 horas de antelación, de las que dos han de ser laborables, que su nota va a sufrir un cambio, ya sea una rebaja como una subida. Por ello, los Gobiernos tienen cintura para organizarse a la hora de abordar la degradación de su deuda. Así, los ministros de Finanzas no deberían hacerse los sorprendidos cuando los periodistas le preguntan por la rebaja de rating, porque ya sabían con antelación lo que iba a pasar.
¿Puede tener una empresa mayor nota que la de su país?
En principio, el techo de la nota que puede tener una empresa viene marcado por el rating que tiene el país de esa compañía. Así, una empresa brasileña no podrá tener más de la triple B que S&P otorga a Brasil. Es decir, una empresa no puede tener mayor nota que su país.
Sólo existe una excepción, la zona euro. El techo de la nota en la eurozona no la determina el país, sino la calificación que tiene el BCE, que es triple A. No se da el caso, pero una empresa española podría tener triple A sin la necesidad de que el Reino de España tenga ese nivel. Por ejemplo, hay comunidades autónomas que tienen mejor nota que España.
¿Hay países sin calificar?
Las emisiones de bonos soberanos deben haber sido calificadas por al menos dos entidades independientes para acceder al mercado. Por ello, el modus operandi normal es que los países acudan a alguna de las tres grandes, S&P, Moody´s o Fitch, para que les pongan nota a su deuda. Un examen que se paga, aunque los datos son muy opacos y rara vez se conoce cuánto paga un país por la calificación de su nota.
Como en todo también hay excepciones y hay una serie de países que “pasan” de las agencias de rating. Son los que se conocen con “unsolicited rating”; es decir, países que no quieren que se califique su deuda. Una negativa que no evita que las agencias les pongan nota, ya que parte importante de la cartera de clientes de S&P o Moody´s son empresas que trabajan en esos países y que sí quieren calificación.
Por ello, y aunque no quieran, se les pone un rating, aunque no tienen que abonar los emolumento s. Muchos pensarán en países pequeños, dictatoriales o poco transparentes, pero si atendemos a los “unsolicited ratings” de S&P precisamente es lo contrario. La lista la componen Bélgica, Australia, Alemania, India, Italia, Japón, Países Bajos, Argentina, Francia, Suiza, Reino Unido y EE UU. Sí, las principales economías del mundo.
¿Cómo se pone nota a un país?
A los estudiantes que optan a la universidad se les examina con la selectividad, pero a los países se hace de otra manera –las empresas también pasan por los mismos pasos-. Primero, las naciones que quieren hacer una emisión de deuda acuden a las agencias para pedir que se les haga un estudio para calificar su deuda. Ésta hace una evaluación inicial. Después, se reúne con el emisor y se le piden datos, aunque estos se complementan con datos independientes (BCE, FMI, BIS, etc).
Un comité de sabios, siempre en número impar, vota qué calificación se le va a poner al país (o a la compañía). Se notifica al emisor la nota asignada y si éste quiere puede aportar datos adicionales para que se le suba -como cuando los estudiantes acuden al despacho del profesor a una revisión de notas-. Finalmente, se público el rating con un texto que fundamenta esa calificación.
A posteriori, y una vez que ya está asignado y publicado el rating, un grupo de seguimiento evalúa si esa nota debe mantenerse, bajarse o subirse, dependiendo de cómo evolucionen las finanzas del país o de la empresa. La mayoría de agencias hacen sus proyecciones con dos años vista, aunque eso no quita que si la situación económica mejora o empeora rápidamente; ellos publiquen otra nota distinta antes de que lleguen esos dos años.
¿Por qué se considera la “reestructuración de la deuda” un impago?
En la definición misma de rating se explica porque se considera impago cuando un país reestructura su deuda. El rating o nota es una opinión de una compañía sobre la capacidad que tiene un emisor (sea un país o una empresa) de pagar un bono en su totalidad y a tiempo.
Así, y aunque sea una reestructuración voluntaria que aceptan los propios acreedores, cualquier modificación que implique que no se va a cobrar el principal o parte de los intereses y que no se hará en tiempo es considerado inmediatamente un impago y por consiguiente una rebaja fulminante de rating.