Si usted atribuye un escaso manto de credibilidad a cualquier información que pueda proceder de ese recolector de fees a nivel internacional que responde al nombre de McKinsey, ahórrese la lectura de este artículo y evitará sufrir un sarpullido. Pero si no pertenece a ese club, le recomiendo que le eche un vistazo, porque el servicio de estudios de la consultora ha publicado una pieza muy reveladora, -alojada en su web -, sobre lo que ha bautizado como los power brokers o las cuatro fuerzas, que han venido para quedarse, que se hallan detrás del buen comportamiento de las bolsas en esta parte final, o no, del ciclo bursátil: petrodólares, bancos centrales asiáticos, hedge funds y private equity.
Origen. Desde el año 2000, los activos financieros en manos de los power brokers se han triplicado, hasta alcanzar los 8.400.000 millones de dólares. Este importe significa poco en términos absolutos (apenas alcanza un 5% de la riqueza financiera global) pero mucho en comparación con otras industrias, como la de los fondos de pensiones y las compañías aseguradoras, ya que supone el 40% de su tamaño agregado. La subida del precio del crudo y el boom exportador de los países asiáticos se encontrarían en el origen de un fenómeno que ha permitido situar a China, EAU y Japón como tres de los principales inversores a nivel mundial. Este flujo de liquidez, a su vez, ha ayudado a mantener bajos los tipos de interés a largo (en una cuantía que McKinsey estima en 71 puntos básicos) y, por ende, a fomentar el uso de la financiación ajena que caracteriza la actividad de los hedge y del capital riesgo que, además, y en un círculo virtuoso, se han visto favorecidos por el auge de los activos alternativos que permiten una diversificación adicional.
Futuro. Para los analistas de McKinsey, los power brokers alcanzarán, en los próximos cinco años, un volumen de activos bajo gestión de 20.000.000 millones de dólares o el equivalente a un 66% del negocio de los fondos de pensiones a nivel global. Incluso en el escenario más conservador, que contempla una caída de los precios del crudo, un estancamiento o incluso un deterioro del superávit comercial chino y japonés, así como una ralentización en el crecimiento de los hedge y el private equity, su volumen de activos financieros se doblaría en 2012, Juegos Olímpicos de Londres, hasta alcanzar los 15.200.000 millones de dólares. Echen cuentas, casi 4.000 millones de dólares procedente de estos inversores llegará al mercado, si se cumplen las predicciones, cada veinticuatro horas. Cuando menos, revelador. Estas cifras explican, por sí solas, muchos comportamientos del mercado, especialmente los más recientes. Sin duda, el trapecista tiene una tupida red de liquidez bajo sus pies. Hacer el salto mortal resulta hoy mucho más fácil por mor de los power brokers.
Impacto. Lo acabamos de decir. La entrada de estos nuevos partícipes está revolucionando los mercados financieros a nivel global. Como afirma el research de McKinsey cada uno de ellos supone un enorme flujo de liquidez con un horizonte de inversión superior al del inversor tradicional lo que les permite buscar mayores rentabilidades a través de la asunción de perfiles de riesgo más elevados. Especialmente los vehículos alternativos estarían aportando al sistema liquidez (los hedges estarían aportando más del 50% de la operativa diaria de algunos mercados), nuevos ríos para las fuentes de financiación bancarias e innovación financiera, que permite una distribución más eficiente del riesgo. Sí, aunque parezca mentira el informe es de octubre de 2007.
Los riesgos. El informe deja, como no podía ser de otra manera, un apartado para identificar las consecuencias negativas de la actuación de estos power brokers. Entre ellas, y sin ir más lejos, algunas de las apuntadas aquí en numerosas ocasiones. Creación de burbujas en determinados activos y mercados; posibilidad del uso de las saneadas posiciones de liquidez como un instrumento de presión geopolítica (a mi juicio la más grave de las posibles amenazas y que no tardaremos en ver en un futuro próximo, al tiempo); el riesgo sistémico que puede terminar acarreando el elevado apalancamiento y la falta de suficientes garantías tanto de los hedge funds como del private equity. Los problemas que pueden suscitar los nuevos power brokers son ciertos y justifican una cuidada monitorización, si bien, según McKinsey, los propios interesados tomarán voluntariamente las medidas para controlar dichos riesgos. El Almendro vuelve a casa por Navidad, al menos para la consultora americana.
Un informe interesante que no dice nada nuevo que no supiéramos ya pero que se moja sobre la evolución futura de las fuerzas que han movido los mercados financieros en el pasado más reciente y que continuarán haciéndolo en el futuro.