Los detractores de los derivados (warrants, futuros, cfd´s, …) suelen argumentar como base de su rechazo a todo aquello que no sea la operativa sobre contado esgrimiendo cierta estadística, según la cual en menos de cuatro años el operador que ose hacer uso de estos productos acabará por perder todo su capital.
Desconozco si el estudio en cuestión realmente existe o no es más que una leyenda urbana, y mucho menos me consta el método más o menos científico que en su elaboración se haya podido seguir. Lo cierto, aunque no guste a todos, es que los derivados hace ya mucho tiempo que forman parte del mercado y que su uso puede ser no sólo aconsejable, sino necesario en épocas de bolsas bajistas.
Dejando a un lado mis dudas sobre la realidad de la mencionada estadística, el sustrato que la misma destila no es otro que lo pernicioso que resulta el apalancamiento que los productos derivados traen consigo, entendiendo (no sé muy bien la razón que les impulsa a creer esto) que el pequeño inversor siempre se equivocará y que el efecto multiplicador del apalancamiento hará que las pérdidas le borren del mercado en un abrir y cerrar de ojos.
Estoy convencido de que más de un defensor de esta tesis no ha operado jamás con derivado alguno, pero no es el objeto de este artículo desenmascarar conductas poco profesionales. Mi intención no es otra que desmitificar ese miedo atávico hacia el apalancamiento, dando unas notas muy simples y basadas en mi experiencia personal con los contratos por diferencias, derivado que considero el más adecuado para estos tiempos que corren. Os dejo con ellas:
1º.- ¿Qué es realmente el apalancamiento? Pues básicamente no es otra cosa que la posibilidad de realizar operaciones por unos montantes superiores a aquéllos de los que realmente disponemos en cuenta. De esa manera, por mor del apalancamiento, podremos hacer operaciones por importe de 50.000 euros disponiendo tan sólo de 5.000 euros en cuenta, o de 2.500 euros si el nivel de apalancamiento permitido es mayor. El importe de la operación (los 50.000 euros del ejemplo) suele denominarse valor nominal y es la cantidad que realmente nos estamos jugando. La cantidad que se nos exige tener en cuenta suele recibir el nombre de garantía y variará en función del nivel de apalancamiento que el broker nos permita. Si, por ejemplo, se nos exige como garantía tan sólo un cinco por ciento del valor nominal (los 50.000 euros), la operación sólo necesitará de 2.500 euros de nuestra cuenta. En un caso como el del ejemplo se dice que nos hemos apalancado veinte veces, o lo que es lo mismo que estamos jugando veinte veces más que aquella cantidad que realmente hemos necesitado tener.
2º.- El apalancamiento no debe ser el motivo para elegir un broker. Las agencias que comercializan estos productos (por cierto, últimamente están comenzando a hacerlo las agencias que podíamos denominar generalistas) suelen incidir en su publicidad en el gran nivel de apalancamiento que ofrecen. Mi consejo es que no se elija a tal o cual broker por las posibilidades de apalancamiento que nos ofrezca, sino por lo atractivas que puedan ser sus comisiones o sus plataformas operativas, más que nada porque, tal y como explicaré seguidamente, entiendo que los novatos en la materia han de reducir todo lo posible el nivel de apalancamiento.
3º.- Si somos novatos, vamos a reducir el apalancamiento. Imaginemos que nos hemos decidido finalmente por usar un producto como los cfd´s y que estamos delante de la pantalla dispuestos a operar. Cuando operábamos en contado solíamos hacer operaciones por un montante de unos 5.000 euros, así que, de forma inconsciente, fijamos nuestra mirada en la casilla donde figura la suma requerida como garantía y en ella colocamos esos 5.000, sin darnos cuenta (o no valorando debidamente) que en realidad estamos jugando 50.000 ó 100.000 euros. Si la operación sale mal, y perdemos un cinco por ciento, ese porcentaje de pérdidas se aplicará sobre el valor nominal (50.000 ó 100.000 euros) y no sobre los 5.000 exigidos como garantía. Con ello, además de dar razones a los detractores de estos productos, nuestra cuenta sufriría una importante merma.
Por lo tanto, si vamos a empezar en esto, mi consejo es que en las primeras operaciones hagamos lo siguiente: en el contado solía jugar 5.000 euros y esa cifra va a ser el valor nominal de mis operaciones con cfd´s. Compraré o venderé por un importe real de 5.000 euros, tal y como hacía en el contado, para lo que sólo me exigirán una garantía de 500 ó 250 euros, según el nivel de apalancamiento. De esta forma, el apalancamiento será cero. Le habré restado cualquier atractivo a los cfd´s (salvo que se trate de operaciones bajistas, imposibles con el contado), pero iré cogiendo soltura sin que un pequeño traspié me cueste un riñón.
Con el tiempo, y valorando siempre qué cantidad es la que realmente estoy jugando, podremos ir aumentando nuestro propio nivel de apalancamiento.
Algunas agencias intentan penalizar esta práctica colocando un mínimo por debajo del cual la operación lleva un recargo en las comisiones (en mi caso particular ese mínimo es toda operación con un valor nominal inferior a 5.000 euros), letra pequeña que también habréis de tener en cuenta a la hora de elegir broker.
4º.- Conclusión final. La idea que subyace en el apalancamiento, y que algunas agencias se encargan de ensalzar en su publicidad, es bastante simple: si eres un pequeño inversor que tiene buenas ideas, pero que nunca va a ganar demasiado por el poco montante de sus operaciones, puedes operar como lo haría alguien bastante más adinerado, de tal forma que tus buenas ideas puedan reportarte ganancias considerables.
No puede decirse que esto sea incierto, pero en la bolsa no siempre se gana y conviene tener claro hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nuestras pérdidas. El apalancamiento puede atemperarse como mejor nos convenga. No hay que tenerle miedo, si sabemos usarlo adecuadamente, no nos va a matar.´
Antonomasia