Hace muchos años, la bolsa era para mí una auténtica desconocida. Soy Matemático, no Economista. Yo y como todos, escuchábamos cotidianamente afirmaciones en los medios de comunicación que nos hilaban las subidas o bajadas diarias a unos factores económicos tales como declaraciones de Jefes de Estado, ministros, presidentes de Bancos, índices de consumo, tipos de interés, PIB, tasas de paro, etc., etc.. Y yo me las creía, pero no era capaz de relacionarlas. Ni yo ni nadie.
Eso de la Bolsa debe ser dificilísimo! – pensaba.
Tampoco tenía ni idea de lo que era el PER, el Cash Flow, el nominal. Fijaros que hasta el dividendo era un concepto lejano, que sólo entendía de forma intuitiva. No digamos los Splits, las disminuciones y aumentos de nominal, la liquidez, todo eso era algo inalcanzable para la mente de un matemático abstracto, que entendía de Teoría de Galois, de funtores y categorías, de ecuaciones diferenciales, de leyes de Kolmogorov, y otras cosillas similares, que nunca me las encontraba en mis paseos por el parque de la vida.
Joder!, un tiburón de Wall Street, el Financial Times, el Wall Street Journal, stocks, commodities, opciones y futuros, eran palabras míticas, solo al alcance de los más poderosos y de las mentes más inteligentes y privilegiadas del mundo.
Pero un día y en una oferta pública (OPV), o quizá fue una emisión de bonos convertibles, de hace muchos años, metí un dinero y eso me obligó a intentar seguir un poco más de cerca la cosa, a ver si entendía algo.
No, no entendía nada!. Definitivamente nada.
Compraba Expansión, la Gaceta, Cinco días y nada. Empecé a leer todas las páginas salmón que caían en mis manos, al igual que un corredor de fondo, me dije: «Voy a empaparme día a día de todos estos datos que mueven la economía. En unos meses empezaré a concatenar.
Las hojas numéricas de las cotizaciones, como las de Expansión, eran un misterioso jeroglífico que ni siquiera eso podía comprender. Pero con la ayuda de algún librillo fue captando conceptos y empezando a construir una estructura mental de todo este castillo que es la «cultura financiera».
Paralelamente mi vida discurrió por unos cauces que me obligaron a ser profundo conocedor, en mis propias carnes, de lo que es una sociedad, los dividendos, los capitales, su contabilidad y demás. Los notarios empezaron a ser una cosa cotidiana para mi. El castillo mental se fue ampliando con datos reales.
Pero la TV me seguía diciendo que ayer la bolsa se desplomaba por los malos resultados de IBM. Y yo no entendía, que carayo tenía que ver Fenosa con IBM. Porque resulta, que Fenosa se había puesto en 200 pesetas. ¡Menuda bajada!, ¿¡y por culpa de IBM!?. Bah!, esto de la Bolsa es para superdotados, seguía pensando.
Empecé a recortar noticias de los diarios salmón. Me propuse seguir unas 20 empresas. Empecé a acumular información. Que si nombran a este, que si se gana este contrato con Marruecos, que si va a construir una autopista en grecia, que si esta empresa gana o pierde un 2% más este semestre, que si esta absorbe a la otra.
Nada chicos, almacenaba información y aquello no avanzaba. Seguía parado. Ahora si entendía el Cash flow y el PER, y empezaba a descifrar las páginas de tablas numéricas de cotizaciones. Los derivados eran algo inalcanzable todavía, eran unas tablas sólo para mentes del altar del sumo conocimiento.
Pero ocurrió algo decisivo. Empecé a jugar, empecé a intervenir, con poco dinero, pero lo hice. Ya me consideraba algo más preparado que los que me rodeaban. ¡Entendía el PER!.
Ellos (los demás) no sabían lo que era el PER y yo sí.- me decía a mi mismo- luego si él gana ¿cómo no voy a ganar yo?, que sé más.
Mis conceptos eran, por aquel tiempo, esos mismos que ahora se oyen por aquí:
La Bolsa a largo plazo siempre sube
Las eléctricas son muy estables y de crecimiento sostenido
Las autopistas son una alternativa a la Renta Fija
Los bancos ¡qué se yó!
La industría no va nada bien, por eso baja y sube tan fuertemente.
Total que empecé a jugar y, naturalmente, empecé a perder. Un millón en autopistas se convirtieron en cinco meses en 750,000 pesetas, me dieron unos dividendos de unas 50,000 luego sólo perdía 200,000. En Fenosa, unas veces ganaba y otras perdía. En general siempre perdía.
Pero ahora estaba involucrado, por tanto, aprendía más de prisa. Mucho más aprisa. Los gráficos eran todavía un misterio. Montañitas sin sentido alguno. Seguía creyendo a la prensa salmón y mis recortes llenaban ya carpetas y carpetas y yo, mientras, perdía y perdía. Empecé a seguir opiniones de expertos, esos comentarios acerca de empresas que contesta El Pais los domingos a supuestos demandantes de información, así como Expansión, y me las creía, ¡naturalmente que me las creía!. Estaban bien explicadas y demostraban un conocimiento profundo del que las escribía.
Alto, alto, alto, …. ¿os narro mi vida?, ¿o estoy dando una réplica perfecta de vuestra propia evolución bursátil, con ligeros matices distintos?
Voy a dar un salto. No voy a seguir contando año a año lo que iba perdiendo o ganando, pues era una lotería sin sentido alguno. Perdía en BBV y ganaba en algo que ni siquiera sabía ni a que se dedicaba ni donde tenía la sede, como Dimetal. Absurdo.
Llegó el chartismo. No fue difícil asimilarlo. Enseguida empecé a intentar comprender sus conceptos y sus figuras y vi que ahí si existía coherencia. Los dobles máximos, los hombros-cabeza-hombro, las banderitas, etc., funcionaban.
Funcionaban a la perfección, eso sí, en los ejemplos de los libros.
También funcionaban las directrices y los soportes. Ya aquello no era tan intangible, pero en TV decían que la subida de ayer era por el buen dato del déficit, no por un doble mínimo. Pero al menos encontraba coherencia. Y empecé a devorar libros. Los que estaban en castellano, los devoré enseguida y luego empecé a buscar. No existía Internet, luego la única manera de buscar era escribir a pequeños anuncios del Wall Street Journal, etc. Las contestaciones tardaban un mes y cuando llegaban, ni me acordaba que le había escrito. Los precios de las publicaciones eran desmesurados, pero en fin, se iba avanzando.
Y llegó el análisis técnico!. Ahí se cambia el concepto mental. Ahora suponemos que los números pasados nos tienen que predecir las evoluciones futuras. La idea me parece consistente y empiezo a caminar. La teoría de Dow, las medias móviles, el RSI, el MACD, etc. Estamos en 1992 aproximadamente. Empiezo a jugar muy a menudo y unas veces gano y otras pierdo. En general noto que ya gano con cierta más frecuencia y que ahora no estoy al azar, sino que sigo un método. Pero todavía no comprendo porqué baja Fenosa tanto. ¡Si no tiene competencia!. Ahora está baratísima, 340 pesetas. Cuando aprendo el estocástico, solo el hecho de dominar esa palabra me hace sentir tan por encima de los demás inversores, que repiten lo que han oído en el Telediario de las tres.
Leo y leo y leo y veo en Expansión, en un anuncio de un solo recuadro, que hablan de un programa que se llama Metastock y con bases de datos. Pido información. Ese hombre, vasco, me mandaba el programa gratis si yo adquiría las bases de datos desde 1985. Unas 50,000 pesetas por todo y me mandaría un diskette con los fines de día semanales para que fuera actualizando. Total un gasto de unas 75.000 ptas/año. Yo estaba metido en una cantidad ya considerable y ganaba según el azar determinaba, aunque yo pensaba que era el MACD el que me hacía ganar.
Recibí aquel programa en MSDOS que se llamaba Metastock. No sé si era la versión 2 o la tres, pero me alucinó. Quede impresionado. Me parecía que yo poseía un laboratorio científico de decisión y que los demás que comentaban de Bolsa aquello del contrato conseguido en Iberoamérica estaban en la Prehistoria del conocimiento.
¡Menudos gráficos!, ¡Eran mejores que los de Expansión!, ¡y venían las fórmulas de los osciladores!.
Empezaron a llegar a mis manos la Revista de Gesmovasa. ¡No entendía nada!. Pero me devoré sus libros, excepto el de Elliott. Era algo raro eso de Elliott. Cada relativo espacio de tiempo pedía la revista gratuíta a Antonio Sáez y me la mandaba creyéndome un posible cliente potencial sin recordar que era el mismo de tres meses antes. Su coste eran cien mil pesetas más al año. El caso es que seguía sin entender aquello de tercer impulso y procesos de rebote y corrección en curso y dilatación y Elliott, siempre Elliott y correlación, y eurodólar ¿qué coño era eso del eurodolar?. El caso es que ya ganaba más. El buy & hold funcionaba bien, si no me ponía nervioso, aquello recuperaba al cabo de un tiempo y salía beneficiado. ¡Que nervios cuando se desplomaba!. Con los chicharros, eso sí, la media era siempre perdedora. Unos días ganaba 200,000 y otros perdía lo mismo o más.
Hablo de hace cinco años. El Metastock con retraso semanal, hacía que yo buscara relaciones, empecé a usar aquel primitivo Explorer que vino, no recuerdo bien, pero creo que con la versión 3. Horas y horas de trabajo. Medias móviles de uno y otro tipo. Mezclas de fórmulas. Todo era éxito siempre. Ahora Wilder y Williams era algo familiar, y como nadie lo conocía ni en las casas de Bolsa, entonces mi distancia con respecto al inversor medio era abismal. ¿Cómo no iba yo a ganar, con los datos que almacenaba? ¿quién usaría más que yo y unos pocos más el Metastock 4.0?.
La aceleración a partir de entonces fue meteórica y lo sigue siendo en la actualidad. Estoy en un punto del camino cercano hacia el Club del 5%, porque creedme, somos todos los aquí reunidos, todavía perdedores aunque ganemos. Yo, gano en Bolsa, pero soy perdedor todavía. Quiero decir con ello, que estamos a su merced, a merced de lo que digan y hagan los del Club del 5%.
Debo mencionar el paso importante que Antonio Sáez del Castillo supuso en mis concepciones. No quiero entrar o salir en su negocio y en si se limita a analizar o a participar, pero hay algo indudablemente valioso de sus enseñanzas y que he repetido hasta la saciedad desde que escribo aquí, transformadas en el lenguaje por mi propia asimilación y desarrollo, pero que él me enseñó:
Los mercados financieros son un nido de víboras
Todos están manipulados. Todos tienen un cuidador que los dirige a su antojo.
Los mercados se guían única y exclusivamente de la psicología de masas, no de la economía.
Elliott descubrió los patrones con que actúa dicha psicología sobre la masa de inversores.
El patrón internacional es el dólar, no los tipos de interés, ni ninguna otra cosa más.
La prensa económica es una herramienta universal de manipulación al servicio de los Dinosaurios.
Y más, muchas cosas más, que suponen el punto de partida de una concepción del mercado que ahora os daré de mi propia cosecha, y de montones de libros y más libros y la experiencia de miles de horas ante un terminal, de montones de tradings , de millones de pesetas gastados en comisiones. Fijaros bien, digo en comisiones, imaginaros las operaciones que habrán sido.
Conclusiones de mi experiencia:
Los que sigan análisis fundamental u opiniones de supuestos expertos, incluido yo mismo, van directos a la más absoluta ruina.
Todo el análisis técnico es ganador a tiempo pasado pero no funciona, en general, en trading reales.
El mercado está manipulado de manera que tu componente emocional no resistirá sus embates si tu estrategia es analítica. Sólo los que tengan una gran convicción en su propio sistema y lo sigan a rajatabla, podrán ser ganadores. La clave es, pues, vencerse a si mismo, no al mercado.
En la última década, se han venido ofertando al mercado sistemas de trading cerrados (Black Box, cajas negras), algunos por 3000$ incluso, que resultaban muy ganadores a tiempos pasados, pero que hoy son totalmente ruinosos y ninguno de ellos funciona. Ahora son casi gratis y super elaborados. Cuando aquí discutís las medias móviles imaginaros en que prehistórica etapa estáis en relación a estos sistemas de trading (aunque es obligatorio que sigáis por ahí pues hay que quemar etapas, superar asignaturas), que mezclan series temporales, transformadas de fourier, ciclos, redes neuronales, etc, y no funcionan. Están construidos por profesores de universidades americanas, asiáticas, europeas, gente que ha
escrito decenas de libros, prestigiosos analistas, etc.. Todos con códigos fuente y fórmulas, por tanto, disponibles.
Si alguien se gana la vida dando cursos, haciendo análisis, vendiendo revistas, ofreciendo programas, comercializando Black Box, es una persona que pierde en el mercado, pues si ganara, estaría callado operando y obteniendo fuertes resultados, en vez de hacerlos inútiles compartiéndolos con los demás.
Esta frase es importante porque alguno me quiere identificar con estos personajes y no es así, aunque haga análisis y dé cursos. Nunca doy consejos de inversión y si lo hago lo matizo. Sin rubor ni modestia, os digo que mis cursos valen la cuarta parte de los demás que se imparten en España y son mucho mejores pues os hacen dar un salto de varios años en el proceso de aprendizaje, tan solo en un día. Punto.
Tampoco son ganadores los Agentes de Valores y Gestores de Fondos (estos últimos son temibles por ser esbirros de los Dinasaurios), luego seguir sus consejos es delirantemente peligroso. De ser ganadores serían multimillonarios y el hecho que tengan una Agencia o Sociedad llena de empleados y problemas denota que actúan en el mercado por unos u otros criterios, de mayor o menor efectividad, pero que no tienen seguridad en absoluto.
Todas estas etapas son necesarias y hay que cubrirlas para llegar a la senda apropiada. Lo que si es cierto, es que si entro en el Club del 5%, probablemente no aparezca más por aquí. Pero a muchos de vosotros os he invitado a hacer el camino a mi lado y lo estáis haciendo. Porque también os agradezco el que, hasta ahora, aprendo de algunos de vosotros y sobre todo me ayudáis a ver la tendencia del mercado y su psicología que la representáis a la perfección en vuestros mails.
Los programas de bolsa son absolutamente inútiles como estrategias. Ni el Advanced Get, ni Omnitraders, ni Elliott Wave, ni Tradestation, ni ningún otro que yo conozca, aunque son buenas herramientas.
Elliott tampoco es una buena estrategia de especulación. También es buena herramienta pero no estrategia. Los que os quebráis la cabeza numerando ondas, veréis que el índice de acierto no es mayor ni menor que el de las medias móviles y el de las directrices a ultranza. Lo tengo muy comprobado. Y cuando digo muy, no es una estimación, es una absoluta medición científica – estadística después de miles de tradings. Los que os habéis leído las pautas y las seguís como un credo, podéis arruinaros de la noche a la mañana.
Los mercados hoy en día, no permiten equivocaciones, pues en cinco días te disminuyen tu patrimonio de forma angustiosa si has errado. O se está muy preparado o se es un perdedor. Es obvio que aquí no hay ni un sólo ganador, a excepción de algunos posibles agazapados que jamás escriben y solo nos tienen como herramientas de lo que hacemos.
Tras todo esto pensaréis:
Si el Análisis Fundamental es ruinoso
Si el Análsis Chartista no nos lleva a ganar
Si el Análisis Técnico es perdedor
Si los programas que valen fortunas no funcionan
Si Elliott no es buena estrategia
Si las Black box funcionan dos días y luego son inservibles
Las Redes neuronales, en las que a estas alturas ya estoy muy metido, van a ser unos sofisticados sistemas alta capacidad de computación de Análisis Técnico puro, luego llevan camino de ser otra estrategia inútil al igual que las anteriores
Estaréis preguntando a estas alturas:
¿Qué hago?, ¿lo dejo?, ¿toda a renta fija? No, ni mucho menos, o sí. El problema no es todo esto. Todo son unas buenas herramientas, repito, pero no buenas estrategias. La clave somos nosotros, nuestra errónea percepción del mercado. Nos movemos en un ambiente que sigue siendo hostil y desconocido para nosotros. Usamos vacunas y antibióticos, pero nos contagiamos una y otra vez de las mismas enfermedades. Nuestro subconsciente nos va a traicionar sin que nosotros lo deseemos. Pero no lo vamos a poder evitar.
¿Os he dicho o no , una y mil veces, que puedo sacar a un gráfico de minuto del IBEX, tres millones de pesetas fácil en cinco días de operativa, partiendo de diez contratos?. Os lo he demostrado a 200 de vosotros en persona y sin posible trampa en mis cursos, pues vosotros mismos escogíais el día, y no jugaba a la adivinación, sino que entre todos seguíamos una estructura de método previamente descrito. Pero en la realidad, en tiempo real, no soy capaz. Ante la pantalla algo falla, me vuelvo infantil, ¡yo, vosotros y cualquiera!. Y sin embargo un sábado, sin recordar en lo más mínimo lo sucedido en cuanto a noticias económicas se refiere, le saco al gráfico lo que quiero y os he enseñado a hacerlo. Y es fácil. Es muy fácil. Pero no funciona. ¿Por qué?, pues porque fallamos nosotros, tenemos emociones y no somos fríos y máquinas, y un minuto a diario tiene 60 segundos reales de bombardeo emocional y los sábados las horas de cotización pasan en segundos y no les da tiempo a destrozar nuestra componente nerviosa.
¿Existe entonces la posibilidad de que entremos en el Club del 5%?.
Si, existe, estamos cerca, pues el camino que llevamos andado es enorme y en los últimos meses se ha acelerado exponencialmente. Somos muchas mentes a aportar algo. Ahora tenemos lo mejor en Informática que existe en el mundo. Tenemos la mejor información a la hora o al instante de que se publica. Tenemos 600 personas pensando y participando para construir esta estrategia. ¿Os dáis cuenta de la distancia que separa a vuestros múltiples compañeros de trabajo que tomando café se muestran entendidos porque invirtieron en un Fondo de Bolsa, ajenos al Club Virtual y al Putput.? Ahora somos élite, estamos caminando cerca de la cima, aunque seguimos buscando el camino para llegar a ella, y falta oxígeno y las condiciones son cada vez peores, pues los últimos tramos son los más dificultosos, donde nos cuesta respirar, donde ya no hay energía y hace falta el supremo esfuerzo.
Alguno de estos días, cuando me despierte con la concentración de prepotencia y soberbia más densa de lo normal en la sangre, este vendedor que soy de crecepelo os haré un escueto resumen de mis frases a los largo de un año. Ahora que lo pienso, me parece que hoy mismo ya la tengo suficientemente alta, ¡Ahí os va!
¿Os acordáis que recomendé La Seda justo a 495, después de defenestarla durante meses?,
¿os acordáis que luego la seguí recomendando y dirigiendo durante meses hasta el 1300?;
¿os acordáis de «soñemos»?, releerlo, por favor, esta escrito en Abril de 1998 con el IBEX en 10600;
¿os acordáis de próxima parada el 8700 si pierde el 9500?;
¿os acordáis de próxima parada el 7300?;
¿os acordáis de próxima parada el 6000 (está vigente y la mantengo)?;
¿os acordáis en 7300 que uno se puede poner también largo para alcanzar en unos días el 9500 (hoy tan solo el 8900, pues las directrices son dinámicas)?
¿os acordáis de mis artículos acerca de NMQ y GSW siguiendo sus estallidos previos, no desde meses antes sino desde horas previas?,
¿sabéis que el índice de Directores de Mercado gano un 30% en cuatro meses de continuas caídas?;
¿os acordáis de mi reciente alusión a Prima Inmobiliaria, una hora antes de su estallido?.
Bueno, no sigo, pues serían otras seis hojas, pero para finalizar este cuentista os va a contar por donde camina ahora:
El trading de actuación en el mercado tiene que ser automático, sin participación humana.
El mercado te miente siempre y tu le dices siempre la verdad, pues le dices lo que haces con tu dinero, luego tu desventaja es abismal.
El análisis técnico y chartista sobra, teniendo las Redes Neuronales, que son lo mismo, pero aprenden solas y predicen solas en base al aprendizaje previo. Sólo hay que saber enseñarles. Son máquinas y por tanto rápidas y frías. Nos ahorran mirar cientos de gráficos con mejores resultados.
Elliott es una discusión baldía en cuanto a estrategia, solo sirve de interpretación de cada situación de mercado y para marcar supuestos objetivos que en muchas ocasiones se cumplen de forma casi milagrosa.
La clave del éxito, a nuestro nivel, está en la percepción del mercado en su correcta visión. Es pura filosofía. Superada la fase de que es economía, que es matemática y que es psicología (todas correctas pero sólo en un grado e inservibles por si), llega la de que es caos, que encierra un movimiento de naturaleza matemática fractal, lleno de ruidos, y que hay que profundizar en esa percepción para saber donde caminamos. Hay que tener un nuevo método de organizar la información que recibimos. Puede que no nos sirva ni la barra diaria, pues ese es el primer mal asumido por todos desde el origen: «El mercado no se mueve por barras, se mueve por ondas».
Hay cientos de frases hechas al estilo «más vale perder que perder más», producto de una dilatada experiencia de especuladores, que todas encierran la verdad acerca de algo que no alcanzamos a comprender, pero que está ahí. Pensad que durante siglos se han asumido supuestas realidades que luego resultaron falsas:
Pensad en la percepción generalizada de la forma plana de la tierra hasta que llegó Galileo. Y los siglos necesarios para cambiarla.
Pensad en el modelo Aristotélico y el de Heráclito (que ya mencionaba a su manera el caos: «nunca cruzas dos veces el mismo río»).
Pensad en como se interpretaba la Física y las relaciones espacio temporales hasta la Teoría de la relatividad de Einstein.
Pensad en como se interpretaba la composición interna de la materia hasta la llegada de los quarks.
Pensad y comparadlo en como hemos ido evolucionando nosotros mismos en los mercados y veréis que los pasos guardan cierto paralelismo. Que no es economía, es psicología; que no es barra, es onda; que no es una serie temporal estocástica que predice, es caos; que no es verdad lo que te dicen, te engañan.
Miguel Pérez